Capítulo 5

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JunMyeon

—¿Te atreves con un pequeño reto?

Madre mía, no estaba de humor para eso. Aunque... no podía romper esa estúpida tradición. Suspiré.

—No seas muy duro. No voy a tener regalos de Navidad bajo el árbol este año y todavía estoy intentando superar la pérdida de cierto elfo.

—Entonces, ¿es eso un sí? —Yixing levantó una ceja.

—Sí, claro. Pero no seas malo. Tenemos que llegar al juzgado dentro de una hora y no quiero estar nervioso.

Yixing y yo habíamos quedado en una cafetería a la vuelta de la esquina del juzgado. La gente entraba y salía y yo no podía evitar levantar la vista cada vez que las campanas de Navidad de la entrada tintineaban. Mis esperanzas se desvanecían cuando no se trataba de cierto abogado. ¿Qué me pasaba? De todos los hombres con los que podía obsesionarme, tenía que ser el único en el que no debería tener ningún tipo de interés... y el único que no podía permitirse tener ningún interés en mí. Di un sorbo a mi chocolate caliente con menta y suspiré.

—¿Y cuál es el reto?

—¿Ves ese puesto del Ejército de Salvación de ahí fuera?

Me giré para mirar por la ventana.

—Sí.

—Acabo de ver a Papá Noel marcharse en un Lexus abollado que había aparcado en una plaza de minusválidos, aunque parecía encontrarse perfectamente. Ve y coge esa campanilla tan molesta de la puerta y sal fuera a cantar «Jingle Bells» hasta que alguien eche dinero en la caja de donaciones.

Aunque resultaba embarazoso, ya que cantaba bastante mal, podría haber sido peor tratándose de un reto de Yixing. Me saqué los guantes del bolsillo para ponérmelos junto al abrigo antes de que cambiara de opinión. Lo señalé con un dedo.

—No me grabes.

Él levantó las manos como si fuera la persona más inocente del mundo.

—¿Quién? ¿Yo? Nunca.

Puse los ojos en blanco, pero me dirigí hacia la puerta. Miré por encima del hombro y, cuando me aseguré de que nadie me prestaba atención, descolgué las campanillas del pomo de la puerta antes de salir afuera y colocarme junto al puesto del Ejército de Salvación.

—Jingle Bells. Jingle Bells. Jingle All the Way.

«Mierda. ¿Cómo era la letra? Eh, qué más da».

Me giré para asegurarme de que mi amigo miraba y comencé a cantar por segunda vez el único verso que me sabía mientras la saludaba con la mano.

—Jingle Bells. Jingle Bells. Jingle All the Way.

Yixing levantó los pulgares y yo seguí interpretando a gritos el estribillo de ocho palabras de «Jingle Bells» mientras me giraba... para descubrir que había un hombre frente a mí.

Y no era cualquier hombre.

SeHun.

—Jingle Be... —me quedé paralizado.

—¿Te estás sacando un dinerillo extra? —dijo, arqueando una ceja.

—Es un reto. ¿Me dejas un dólar en el bote para que pueda parar?

SeHun sacó su cartera del bolsillo delantero del pantalón del traje y extrajo un billete de uno de los compartimentos que agitó delante de mis narices.

—¿Así que lo único que tengo que hacer es meter esto en la caja y podrás dejar de cantar?

—Sí.

Especial Navidad | KaiSoo | ChanBaek | SeHo | ChanKai | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora