Konohana ;✧ BakuTodo

Setenta y nueve

Katsuki no es un santo, jamás lo ha sido, pero por Shoto, tiene ganas de serlo. No importa cuantos omegas se le crucen por el camino, sus ojos siempre están puestos en Shoto. 

Cuando Geten no está en medio. Es su maldito talón de Aquiles. Siempre lo ha sido, Katsuki no puede evitar pensar en el momento en que no lo sea más.

Y no lo malentiendan, Katsuki realmente no siente nada por este bastardo. En especial después de que Shouto /esta mañana/ hubiera salido para contentar a su abuelo que quería llevarlo a jugar golf (para presumirlo).

En ese sentido, Katsuki se siente un bastardo, cuando su corazón late al sentir la presencia de Geten.

Nisiquiera es algo que el desee, es algo que solo pasa. Y Katsuki lo odia con cada poro de su piel.

—¿Usas esas poleras para mostrar tus biceps?.—Consulta colgandose frente a la máquina trotadora, los cabellos blancos colgando en su frente mientras le hace ojitos. Katsuki lo mira unos segundos. —Lo encuentro realmente sexy. 

—¿Que parte de que tengo novio no entendiste?

—La parte en la que pierdes el temple cuando estoy cerca.—Dice el omega, apoyando ambos brazos en la sujeción de la máquina. Katsuki pierde el ritmo de sus pies, él odia esto. Odia que el destino le haya dado tanto control a este bastardo. —¿Tu novio sigue en tu cabeza?

Novio. No.... Frustrado, Katsuki apaga la máquina y agarra la toalla algo mareado.

—Me pregunto cuantas horas llorará cuando se entere de que el hombre por el cual dejó ir al mejor alfa de todos, no puede siquiera recordar su nombre si su destinado está cerca.— Dice, Katsuki se gira en su dirección con la toalla en el cuello. Porque Geten puede meterse con cualquier cosa, menos su omega. Su Shoto.

—Si recuerdo su nombre, recuerdo hasta el último lunar que tiene en el tobillo.—Dice mirándolo.—No quiero que te acerques a él, que lo mires, que le hables. Te quiero lo más lejos posible de él. 

—¿O qué?.—En respuesta, un gruñido animalístico se le escapa de la garganta y Geten retrocede asustado de repente. Katsuki suprime el instinto de protegerlo, porque a quien quiere proteger es a Shoto. 

—Tenme miedo.—Dice el alfa.—El destino nos emparejó por algo, lo que tú hagas, puede devolverse.

Advierte antes de pasarle por encima con éxito en dirección al estacionamiento y que sus instintos se vuelvan a activar.