Capítulo 21

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Álvaro.

Había sido una noche preciosa, habíamos cenado, luego hemos tomado algo y hemos terminado bailando pegados. Como si realmente fueramos algo.

Y ojalá.

Emma se estaba cambiando en el cuarto de baño mientras yo lo hacía en la habitación. Me quité la camisa y los pantalones y los cambié por un pantalón de pijama y una camiseta de manga corta que quedaba algo pegada al cuerpo, seguramente terminaría quitándomela a mitad de la noche, pero no quería incomodar a Emma.

Me había pedido que durmiera con ella, yo estaba deseando que eso pasara, pero tenía que hacerme el duro.

Al fin y al cabo fui yo quien hizo que no nos besáramos.

Aún recuerdo su aliento acelerado chocando contra el mío, nuestras narices rozando, la suya tan fría como siempre en los días de invierno. Lo helada que quedó la habitación cuando nuestros cuerpos se alejaron.

Madrid era un lugar frío, pero nada comparado con la sensación al separarnos el uno del otro.

Ahora esperaba volver a entrar en calor en cuanto nos arropemos en la misma cama. No pretendo buscar nada sexual, se que ella necesita su tiempo y yo se lo daré.

Le quiero, joder si le quiero, tanto que recorrería el mundo descalzo si ella me lo pidiera con tal de hacerla feliz.

Y quizás haya sido un poco egoísta el pedirle que viniera conmigo a Andorra. Pero no me imagino más distancia entre nosotros, sería fatídico para mi, la quiero a mi lado. Es una decisión que me ha costado meses llevar a cabo, estaba preparado a contárselo cuando fui a Málaga de sorpresa por su cumpleaños hasta que dijo que quería tiempo para ella, y tuve que respetarlo.

Y ahora estoy aquí embelesado con una chica que se ha cambiado a su pijama y se acaba de desmaquillar, pero es que le queda tan bien. Un pantalon corto, que no deja mucho a la imaginación, algo suelto que le queda estupendo, como todo, y... ya ha metido mano en mi cajón.

-¿Esa es mi camiseta?- Solo era una camiseta de pijama de manga larga, le queda enorme.

-Me he tomado mis libertades.

-Quedatela, te queda mejor que a mi.

-¿Por eso me mirabas tan embobado?

-No es mi culpa, esos pantalones me tienen en las nubes.- Tengo que soltar mis comentarios, sino no me quedo agusto, lo siento, pero eso no significa que no la siga respetando, y creo que eso ella lo sabe perfectamente.

-Vamos a dormir anda, vaya a ser que te caigas de tu nubecita.

Pasó frente a mi acariciando mi rostro desde el pelo hasta la barbilla pasando por mi oreja. La miré desde abajo, olía a perfume aún y su piel lucía limpia y radiante.

Se tumbó en el lado contrario al que yo estaba y se giró hacia la ventana tras darme las buenas noches.

Yo tambien me giré dándole la espalda como ella a mi, tan pronto como lo hice mi mente empezó a maquinar rápidamente.

Recordé la primera noche en Ibiza, la fiesta en la discoteca y nuestro encuentro en el baño.

Nuestro beso que casi termina en algo más en la piscina al día siguiente.

En lo mal que lo pasó mientras estuvo peleada con Reborn.

En como se acostó con él y tuve que descubrirlo por mis propios medios.

La cara de emoción que tenía los días que me quedé en su casa tras el viaje.

Su cumpleaños.

Como también me enteré que interrumpí lo que habría sido un polvo en su propia cocina.

𝔇𝔢𝔰𝔢𝔞𝔪𝔢 (Reborn/Imantado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora