una cena para tirar y una peque algo traviesa

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Unas horas más tarde la rubia lo tenía todo preparado, la mesa puesta con una deliciosa carne a la brasa, unas patatas de guarnición y de entrantes una ración de coquinas y gambas de Huelva.

El tiempo pasaba y la novia de Luisi  no llegaba, sentada en el sofá y cansada ya de que su pareja no le diera importancia a ciertas ocasiones, como su aniversario, de acuerdo que la chica no supiera nada de la sorpresa pero si devia recordar que era su aniversario.

En el momento que la rubia fue a recoger la mesa le sonó el móvil, era un Whatsapp de su chica.

📱 Cariño, me retraso un rato al salir del trabajo he ido a tomar algo con las compis y no me di cuenta de la hora, me tomo la ultima y en un rato estoy en casita contigo.

La rubia no lo podia creer otra vez más se había olvidado del aniversario, llevaban solo un año y desde que empezaron solo se había acordado de este el primer mes, los restantes había sido la rubia la que se lo había dicho.

📱Estupendo, no me despiertes cuando llegues.

Ya se cansó, no podía más y no era que hacía una bola del mundo de un grano de arena, era que simplemente ya no quería volver a llorar más, en realidad para el tiempo que llevaban ya había llorado demasiado y sus hermanos le habían advertido que esa chica no era para ella.

Al otro lado de la puerta en el piso de frente había una morena con una risa que resonaba por todo el espacio, tenía una niña pequeña la cual hacia que su vida tuviera sentido.

Se había trasladado al pequeño pueblo con el fin de dedicarse a su sueño y que la pequeña pudiera estar y vivir en un ambiente sano.

Amelia hacia que la niña tuviera siempre una sonrisa en la cara, la niña era feliz solo estando con su madre.

La noche paso y al salir el sol la rubia se despertó con un dolor de cabeza impresionante después de haber llevado parte de la noche llorando, la mañana no pintaba mejor, la novia no estaba en casa , por lo que esa noche no apareció y Luisi ya no sabía que debía hacer.

Luisita se preparó el desayuno, lo tomo y fue directa a la ducha, cuando abrió el grifo y se metió bajo el agua empezó a llorar otra vez, Marina era su chica la quería pero también se estaba dando cuenta que el sentimiento no era recíproco, aún así se resistía a pensar que su relación había acabado.

Cuando salió de la ducha y se vistió para ir a la radio, abriendo la puerta de casa su chica aparecía con una sonrisa tonta que se le quitó en el momento que vio la cara de la locutora.

- Luisi, estás enfadada?

- Me tengo que ir no tengo tiempo para hablar.

- No tienes tiempo para tu novia?

La rubia la miró negando con la cabeza, con los ojos acuosos de unas lágrimas que estaban amenazando con caer pero que ella o iba a permitir que la cartaña lo viese.

- Tengo el mismo tiempo para mí novia que ella tuvo anoche para mí, - cerró la puerta con fuerza dejando a la castaña dentro de casa con cara de no saber el porqué del enfado o mas bien de que le diera igual ese porque.

Cuando Marina llegó al salón del piso y vio la mesa aún puesta con la cena de ayer, las velas apagadas y un papel donde decía " por el primero de muchos aniversarios de años, te quiero"se tapo la cara con las manos, mal diciéndose a si misma - La he cagado pero bien, esto no va a ser fácil de solucionar.

Parecía que Marina si había sentido lo mucho que metió la pata esa noche, pero nada más lejos de la realidad ella pensaba que quería a Luisi pero eso de dar explicaciones o no tener su libertad parece que le costaba más trabajo de asumir.

Luisita iba de camino al estudio cuando tropezó con una pequeña de ojos miel precioso y una cara angelical de esas que son difíciles de olvidar, cuando trato de ver si la niña estaba bien su madre aparecía preocupada pues la peque a pesar de solo tener un par de años era bastante inquieta.

- Carola, cariño te has hecho daño? La morena miró hacia arriba y vio a la rubia también preocupada.

- Hola, se a tropezado conmigo, por eso se ha caído de culo perdone.

- No se preocupe, la culpa es mía me he distraído viendo ropa para la guarde y cuando son así de inquietos no te puedes permitir el lujo de distraerte.

- Soy - Amelia no? - la morena quedó extrañada al ver que la rubia sabía su nombre y frunció el ceño.

Luisi al darse cuenta se lo aclaro enseguida- El otro día estabas en el bar de mi hermana y mi hermano se acercó para hablar contigo, recuerdas?

- Manuel? El chico de pelo rizado?

- El mismo, cuando os despedisteis el vino hacia donde estábamos nosotras y nos dijo tu nombre.

- Por cierto soy Luisi, encantada.

- Igualmente. Gracias por de alguna manera frenar a la fierecilla.

- No tiene importancia, me alegro de conocerte.

Las dos chicas se despidieron y la locutora puso rumbo hacia la radio donde la esperaba Manuel.

La morena cogió a su hija en brazos para entrar a la tienda y pagar la ropa que había dejado en el mostrador al ver a su hija correr hacia la puerta.

Hasta aquí el capítulo de hoy.

Perdón por las faltas de ortografía ❤️

el sonido de una risaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora