Despertar

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La mañana siguiente iba apareciendo con los primeros rayos de Sol entraban en la habitación haciendo que poco a poco Amelia despertara y vio a su lado una de las imágenes que se le iba a quedar grabada por mucho tiempo, tenía a la rubia entre sus brazos, habían pasado la noche juntas, abrazadas. Con paciencia y dulzura empezó a llamar a la locutora, pasándole las yemas de los dedos por uno de los brazos, le dio un suave beso en el cuello. A la morena se le salía la sonrisa sin querer no podía creer que la rubia estuviera en sus brazos.

- Luisi, vamos tenemos que despertar, la chica empezó a moverse emitiendo algunos sonidos haciendo a la morena suspirar - Buenos días dormilona, tenemos que levantarnos antes que venga Carola a despertarme y vea que estás aquí, no quiero confundirla.

- Buenos días, nos quedamos dormidas abrazadas? Amelia asintió y la locutora se puso roja mientras su mirada conectaba con la chica que tenía al lado, es uno de los despertar más bonitos que he tenido en mucho tiempo.

- A mí también me ha gustado, te ves hermosa durmiendo,- con esa afirmación la rubia se puso aún más roja.

-Gracias por todo morenita, gracias por dejarme dormir en tu casa, por venir anoche a buscarme a la habitación y dejarme dormir junto a ti abrazada.

- gracias a ti por dejar que te ayude, me gusta tenerte aquí, ahora vamos antes que un bichito aparezca por la puerta.

Las dos se levantaron, la locutora se quedó mirando a Amelia que en mitad de la noche se había quedado en bragas por el calor que tenía, la de rizos se dio cuenta de la mirada penetrante que le dedico la rubia.

- Te gusta lo que ves? Amelia alzó una de sus cejas, la rubia agacho la mirada ruborizada pero con una sonrisa dibujada en los labios, la morena al verla se acercó a ella para con sus dedos subirle la cara y susurrarle un guapa, parecía que sabía cómo poner roja a la rubia, me dejas besarte? La locutora se perdió en los ojos hermosos de la rizos, - ayer no me pediste permiso precisamente, la morena sonrió bajando la mirada a los labios de la locutora y tal como había dicho la rubia la beso sin esperar otra vez que le diera permiso o no.

-Ummm, este amanecer es inmejorable.

- Amelia, puedes sentarte aquí un segundo?

La chica se sentó a su lado para escuchar lo que la rubia quería decirle, pues la cara que había puesto no le gustó demasiado a la mamá de Carola.

La rubia agacho la cabeza para contarle que tenía miedo, aún estaba saliendo de una relación complicada, bastante complicada y empezaba a echar de menos el roce de los labios de la que ahora la escuchaba atenta, no quería que la mujer y su hija sufriera por su culpa y por culpa de su ex, no se lo permitiría jamás el problema es que notaba que su corazón le decía en cada latido que no se alejará de la chica, parecía que el mismo la había reconocido y quería decírselo a Luisi con cada latido fuerte cuando estaba cerca de ella.

La morena no paraba de mirarla mientras se mordía el labio.

- Escúchame un momento Luisi, no tienes que tener miedo por nada y nadie, es cierto que ayer nos besamos, es cierto que antes no me había gustado tanto un beso como los que nos dimos ayer, también es cierto que no quiero incomodarte y si tú lo prefieres así no habrá más besos entre nosotras, pero es apenas unos besos , sabrosos no lo voy negar como tampoco voy a negar que me gustas y mucho rubia pero no quiero que estés, antes que pudiera terminar la frase se encontró que los labios de la rubia rozaban los suyos, no sabía bien que pasaba o el por qué? Pero de solo escuchar a la morena decir que no habría más besos le dieron ganas de todo lo contrario, el beso paso a ser algo más intenso, la morena se acercó más a la chica y sus manos entraron en contacto con la espalda de la locutora, recostándose las dos poco a poco en la cama, tras más de un beso y algún que otro suspiro fue está vez la morena la que puso un poco de calma, terminando con la intensidad del beso dando unos un poco menos intensos.

el sonido de una risaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora