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Un niño de cabello castaño corría hacia los jardines escapando de su Padre

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Un niño de cabello castaño corría hacia los jardines escapando de su Padre.

Al llegar vio como un puerta de plantas tapaba otro camino hacia un diferente jardín y al batallar para entrar rompiendo algunas ramas se encontró un hermoso lugar lleno de flores e plantas como al igual pequeños animales.

–Mierda... –Se quejo al ver sentir un dolor en la mano, viendo una pequeña herida.

– Eres muy pequeño para ese lenguaje. –Habló con una voz suave.

– Oh, helaena. –Respondió este al reconocerla y mirando como esta tenía una mariposa en la mano.

Era niña pelo albino y un hermoso vestido de color verde claro, sentada en la tierra apreciando al insecto qué tenía en sus manos.

– Deberías estar entrenando ¿no?. –preguntó esta sin mirarlo.

– Tú deberías estar en tus clases de historia. –Respondió este.

Daerys vio esta como se levantó ignorandolo, todos creían que helaena era alguien muy rara pero este no lo creía solo la veía como esta tenía una opinión distinta sobre el mundo y le gustaba.

– ¿Donde vas?.–preguntó este siguiendola.

–Deberías irte. –Respondió esta mirándolo.

– N-no quiero, juguemos ¿te parece?. –preguntó este emocionado.

– No me gusta jugar. –Respondió esta tranquila.

–demos un paseo en tu dragon. –insistió este.

– No quiero, anda tú, oh, verdad, no tienes un dragon. –dijo esta sin interés haciendo que este se sintiera molesto.

Cuando este nació claro que le dieron un huevo de dragón pero había tardado en romperse y cuando lo hizo era un pequeño débil dragon enfermo que un par de horas murió, daerys lloró por días.

– Eres mala –Exclamó este – ¿Para que tienes un dragon, si no lo quieres? Es un desperdicio para el tener un jinete como tú.

– Que pena, al menos es mejor que no tener uno. –Respondió esta sin importancia agarrando con cuidado a un bicho.

– Por eso todos creen que eres una rara, tonta. –este con ira agarro al bicho tirandolo con fuerza.

– ¡Oye! –se quejo esta mirándolo– el no te hizo nada.

– no me importa, destruire todo lo que tocas. –Respondió este molesto para luego irse.

–  Una vida inocente perdida por culpa de la maldad. – murmuró esta yéndose de la realidad.













































– por los dioses, daerys,¿donde estabas ? –preguntó Rhaenyra preocupada al verlo con tierra en la cara. – ¿Qué paso?.

– nada. –Respondió este con seriedad sentándose al lado de la ventana.

– Hijo, tu madre acaba de dar a luz a tu nuevo hermanito. –Habló leanor acercándose a el para luego mostrarle al bebé.

–Parece una rata. –Respondió este sin interés.

– daerys. –regaño Rhaenyra.

– ya escogimos un huevo de dragón –lucerys se acercó a el para agarrarle su mano– ven a ver.

– No quiero luke, dejame. –se quejo este.

– Vamos, hermano. –Respondió este emocionado.

– Lucerys, dije que no molestes. –Expreso este molesto haciendolo llorar.

– Oye, daerys, no le vuelvas a gritar ¿Que te pasa? –preguntó Jacaerys para luego Abrazar a lucerys.

– Si joven daerys, no debería hablar así a su hermano. –ahora hablo Ser harwin.

– Usted no me puede decir nada, no es mi padre. –Respondió este con ira.

– ¡daerys, basta!. –Exclamó Rhaenyra molesta para luego acercarse a él. –  Vayan a jugar niños, tengo que hablar con su hermano.

– Si, vamos vamos, tranquilo lucerys, le diré a la cocinera que te haga un chocolate. –intento calmar leanor ya que seguía llorando, este dejo al bebé en la cuna ya que estaba dormido y se fue con los niños siendo seguido por ser harwin.

– Me puedes explicar por que esa actitud tuya. –dijo esta con voz más calmada.

– No estoy de humor, solo eso. –Respondió este.

– Vamos, mi niño. –esta se sentó junto a él acariciando su mejilla unos segundos después este empezó a llorar.

– ¿Por qué no tengo un dragon? ¿No soy un targaryen? ¿Hice algo mal? . –preguntó este llorando.

– Oh mi niño, claro que no lo hiciste, ya tendrás a tu dragón, te lo aseguro, no todos los jinetes tienen a su dragón en la cuna, también lo pueden reclamar. –explico esta abrazándolo.

Este lloro por horas en los brazos de su madre hasta que se quedo completamente dormido.

– ¿Qué le paso? –preguntó leanor a Rhaenyra al llegar mirando a su hijo dormido.

– Otra vez por su dragón. – esta acaricio el cabello de su hijo.

– Pensé que ya lo había superado. –Respondió este preocupado.

–Creo que alguien le hizo recordar.

– ¿Tienes alguien en mente?. –preguntó este.

– Es obvio que unos de los hijos de Alicent. –Respondió esta– Pero tu sabes que son niños, no saben medir lo que dicen.

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SANGRE Y HIELO | 𝐇𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora