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Ya era hora de la boda de Helaena y Daerys, estaban en aposentos separados, ya estaban haciendo los últimos detalles en el cabello de Helaena.
Su unión sería a través del rito valyrio, para que su fuego en sus corazones se haga más fuerte y sus futuros frutos sean el fuego mismo.
Los dos estaban de frente mirándose en absoluto silencio.
Se cortaron entre ellos los labios del otro gracias a una hoja de vidriagón marcando sus frentes con sus sangre, luego se hicieron un corte en sus palmas de la mano, uniendo sus manos y con una tela de color negro el sacerdote la enlazó en las manos de ellos mientras decía palabras en valyrio y los recientes esposos bebian de la copa.
- Se que estábamos distanciados en en estos días pero mis sentimientos por ti no an cambiado y nunca lo harán, siempre te amaré hasta la eternidad. -Habló daerys en alto valyrio a helaena sorprendiendola.
- Daerys...
Por último, este le había besado apasionadamente sin importarle los que estaban alrededor, el sacerdote miró para otro lado, los hermanos de daerys miraron hacia atrás nerviosos, y la madre, Rhaenyra lo miraba sorprendida.
-Se parece a ti. -le susurro daemon.
- ¡daemon!. -regaño esta avergonzada.
Después del matrimonio, los recientes esposos fueron a dar una vuelta con sus dragones, yendo al lugar favorito qué ellos tenían.
Los dos estaba sentados en el pasto en silencio mientras que sus dragones estaban más cariñosos de lo normal.
– ¿As visto a Cannibal y Dreamfire?. –preguntó daerys con una sonrisa.
– Si.. –Respondió esta sin mirarlo.
–Parece que tendremos dragones para nuestros futuros hijos. –este se acercó y puso su mano en el vientre de ella.
Helaena se quedo callada sintiendo como este la abrazaba, nuevamente quedaron en silencio.
– As estado muy cerca de baela. –Habló helaena.
– Lo se. –este se alejo un poco para mirarla– Pero es solo trabajo, no es nada de lo que piensas.
– ¡Me molesta! –Expresó esta sorprendiendo a daerys.– Aléjate de ella.. Un poco.
– Pero...
– Te e necesitado mucho, daerys, nuestro pequeño.. Mi niño murió!.. Y a ti ni siquiera te importa!.
– helaena, no sabes cuanto e sufrido, e estado trabajando mucho para que esos hijos de puta mueran –este acarició las mejillas de ella.– Perdoname, estaré a tu lado y dejaré un lado la guerra.
– No quiero que hagas eso! Solo quiero que tengas un momento para mi y que duermas conmigo. –explico esta.
– Lo haré, haré lo que tu quieras, perdón. –este la abrazo– haré que ellos se arrepientan y mueran. –este le dio un beso acostandola en el pasto abriendo un poco las piernas de ella.– Te amo helaena.
Los siguientes días, estos pasaban encerrados en su habitación, solo salían para comer y se iban luego de unos minutos.
Nadie les decía algo, ya que ellos se necesitaban y Rhaenyra lo entendía perfectamente.
– ¿Que mierda haces?. –preguntó Jacaerys al ver a baela frente a la puerta de los aposentos de su mellizo.
– Ya an pasado seis días y tenemos una guerra, Jace. –Explico esta.
–Mi hermano es el que más le importa esta guerra, pero necesita a su esposa. –Respondió este.– Así que no molestes y dejalos en paz.
–Jace..
– ¿Qué haces aquí? Baela, la reina te esta buscando. –ahora habló Rhaena acercándose.
–Vete. –Le ordenó jace a Baela y esta se fue con Rhaena.
Dentro de los aposentos se encontraban la pareja recién casada, abrazados en la cama con todo un desorden en alrededor pero tenían tranquilidad.
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