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Daerys llevaba poco días teniendo su dragón,cannibal, que quería comer al pequeño dragón de su hermano menor, lucerys, daerys lo regañaba cada rato

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Daerys llevaba poco días teniendo su dragón,cannibal, que quería comer al pequeño dragón de su hermano menor, lucerys, daerys lo regañaba cada rato.

Ahora cannibal conocía a los dragones de la familia de su jinete intentaba no comérse a ningún dragón, e cuando estos jugaban alrededor de el, este solo los ignoraba y intentaba dormir.

Su jinete, daerys ahora estaba acercándose, el se levantó rápido.

- Dijiste que primero ibas a volar todos juntos y te vas solo! -reclamaba lucerys.

-Será para otro día, luke. -Respondió este desordenando su cabello.

- ¡Oye! -se quejo.

-Nos vemos. -Se despidió este subiendose en su dragón.

Daerys, siempre a querido tener un dragón pero no para sentir poder o intimidar a las personas, solo para poder ver a su hermosa helaena y eso iba hacer ahora.

- Cannibal, me encontraré con alguien, por favor se amable. - Habló daerys en valyrio por los cielos y el dragón le respondió con un gruñido.











Cuando había llegado a King's Landing dejando a cannibal un poco lejos para que nadie se de cuenta que este ahí, cruzando el castillo en un pequeño barco de un pescador amable, al estar ahí le dio un par de monedas de oro.

Al pasar por los pasadizos secretos del castillo y al salir de ellos, esa ambiente que tanto conocía de pequeño, tanta alegría se volvió a inquietud, todo estaba cambiado.

Al reconocer a la sirvienta de helaena no dudó en acercarse.

– Príncipe. –Expresó la sirvienta al reconocerlo e hizo una reverencia.

– No le diga a nadie que estoy aquí. –ordenó este– quiero que le des esta carta a la princesa helaena, solo a ella. –le dio una carta y una bolsa de monedas de oro.

–Si, mi príncipe. –Respondió esta haciendo una reverencia para luego irse.

La sirvienta caminaba rápidamente a los aposentos de helaena hasta que al entrar en ellos, se quedo congelada al ver a la reina haciendo que esta hiciera una reverencia torpe.

– ¿Algún problema?.  –preguntó alicent fastidiada.

– No, mi reina, solo quería ver si la princesa necesitaba algo. –Respondió esta nerviosa.

–No necesita nada. –aseguro alicent.

–Si, quiero dar un paseo por los jardines, tomar aire fresco. –Habló ahora helaena.

– Bien., pero que no se te olvide lo que te dije, debes darle más atención a aegon. –reclamó para irse.

– Que los busque en otro lado –murmuró esta– necesito mucho aire fresco.

– Mi princesa, debería ir a volar con su dragón. –Habló la sirvienta recibiendo una mirada y le enseñó la carta– es de...

– ¿daerys?.. –preguntó esta agarrando la carta para abrirla rápido.

– Si mi princesa. –Respondió esta.

– Tuviste una gran idea, iré a volar. –Expresó helaena.
































Daerys ya estaba en lugar donde le indico a helaena, donde se habían unido cuerpo y alma aquella vez en el carruaje, era un bosque muy luminoso por el sol no era cerrado por los árboles, era ancho con muchas flores.

este recogía algunas flores esperando con ansias su llegada, atrás estaba su dragón durmiendo, pero al abrir los ojos se percató qué otro dragón venía, este esperaba la orden de su jinete pero al ver que este no sentía ninguna amenaza, no hizo nada pero seguía inquieto listo para atacar.

Tranquilo, cannibal, son conocidos. –tranquilizó daerys al sentir su incomodidad.

–Daerys.. –Habló helaena bajando de su dragón dreamfyre para correr e abrazarlo.

– Mi helaena –murmuró este correspondiendo su abrazo y para luego darle la flores– te e pensado cada día.

– Yo también, estoy muy agobiada en el castillo,cada que digo una palabra, me miran raro, en verdad te necesitaba. –decía esta agarraba las flores mientras que daerys le acariciaba la mejilla y la escuchaba. – gracias. –Expresó para luego oler las flores.

– con gusto te doy el mundo –dijo recibiendo una sonrisa por parte de esta–estaré visitandote seguido, no te dejaré sola. –este quería tranquilizarla.

– Vi que ahora tienes dragón, me alegro mucho por ti. –comentó mientras que este la abrazaba.

Mientras que los amantes hablaban, los dragones estaban atrás, cannibal agarro dos aves con el hocico y le dio uno a dreamfyre tirando al ave en sus patas.

Así fue, los dos se divertían cuando se veían, disfrutandose mutuamente,
teniendo un feliz día con un clima perfecto mientras que sus dragones bailaban en el cielo.

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SANGRE Y HIELO | 𝐇𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora