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Ya era la hora de aquella cena familiar pero lo harían en otro lugar al aire libre, beneficiando a daerys, pues este tenía un plan para estar todo el día con su helaena.
– hay tres carruajes, yo iré con alicent e ageon y aemond y en el otro van Rhaenyra con daemon y si sus hijos, helaena como le incomoda estar cerca de personas, irá sola en el último. –explico viserys.
– Me parece bien esposo. –opinó alicent al saber que su hija estará cómoda.
–esta bien, padre. –Respondió Rhaenyra sin ningún problema.
– Bien, vamos. –ordenó viserys animado subiendo al primer carruaje con su esposa junto a sus dos hijos.
Daerys cuando vio a su madre e hermanos distraidos se acercó al cochero del último carruaje.
– tome. –murmuró este dándole una bolsa con monedas de oro– quiero que vaya a un camino más largo para llegar más tarde al destino. –el cochero asintió sin ningún problema.
– ¿Pasa algo hijo?. –preguntó Rhaenyra al verlo hablar con el cochero.
– Si, madre, el último carruaje tuvo algunos problemas así que me quedaré ayudar. –Respondió este.
– ¿Es algo grave? Podemos llevar a helaena aquí.
– No quiero que estén incómodos, no te preocupes no es nada grave. –aseguro este.
Bien. –dijo esta algo insegura– ten cuidado. –al decir lo último se subió al carruaje.
Después que esta se haya ido con los demás, este se subió sentándose afrente de helaena viéndola concentrada bordando.
– Hola. –Habló este cerrando la puerta del carruaje.
– Daerys ¿Que haces aquí? Mi madre nos va a ver. –Respondió esta dejando de bordar.
– Se fueron todos, estamos solos. –dijo este sin preocuparse.
El carruaje empezó andar, estos no se dejaban de mirar, daerys sentía algo al verla de arriba a bajo apreciando cada detalle de esta.
