XIX. Pensieri osé.

189 16 21
                                    

『 PENSAMIENTOS SUBIDOS DE TONO 』

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

『 PENSAMIENTOS SUBIDOS DE TONO 』

✭ ☆ ✩ ✮ ✯ ✧ ✦ ✶ ✸ ✼

Estaba adentro de mi camerino junto con Arlette y dos maquilladores. Ya tenía puesto el primer conjunto con el que caminaría, tan solo faltaba darle unos retoques al maquillaje. Un grito afuera del cuarto me hizo fruncir el ceño.

¿Qué está pasando?

Seguido de ese grito se escuchan dos más y luego golpes en mi puerta.

Ya me mataron.

Arlette se levantó del sofá mirando la puerta con el ceño fruncido, luego se giró para agarrar el extintor que estaba en la esquina de la habitación.

-¡¡¡Celineee!!! -rodee los ojos y me levante de la silla.

Yo conocía esa voz, específicamente conocía a esa voz gritando mi nombre.

Lando...

No había ninguna duda de que se trataba de ellos. ¿Cómo es que los habían dejado entrar hasta aquí sin avisarme antes? Abrí la puerta y el cuerpo de Lando y Daniel se vinieron para adelante, casi caen encima de mí.

-¿Cómo lograron llegar hasta aquí?

-¿Acaso no sabes quiénes somos? -Dani se paró de forma arrogante mientras hablaba.

-¿Ahora mismo? Unos atrevidos y pervertidos que no tienen permitido estar en el área de los vestuarios - les dije mientras reprimía la risa al ver como cambiaban sus caras.

Seguido a eso veo como la cabeza de Rhys se asoma por detrás de todos ellos. Seguía sin entender cómo es que era tan alto. Él se abrió pasado entre ellos hasta que pudo estar justo al frente mío.

-He intentado de tenerlos, pero ha sido imposible -los miró de reojo de forma juzgadora y continuó hablando -. Desconozco su nombre, pero cuando he intentado parar al de camisa de figuritas, empezó a gritar.

Miré hacia un lado tratando de mirar lo que el pecho de Rhys me impedía. Obviamente, el de camisa con figuritas era Lando. Solté una risa mientras miraba la cara de indignación de Lando.

-Está bien, Rhys. Son mis amigos -le di una palmadita en su hombro mientras le sonreía amablemente -. Son un poco locos, pero prometo que no romperán nada.

Mis palabras parecieron convencerlo lo suficiente, ya que con una última mirada se retiró de la habitación, dejándonos solos. Por supuesto que ellos no tardaron en atravesar la puerta apresuradamente. Regrese a mi silla para que las maquilladoras siguieran con su trabajo mientras veía cómo Carlos, Max y Lewis se sentaban en el sillón grande y George y Lando se empujaban entre sí para poder llegar al último sillón individual que quedaba libre.

-Ustedes en verdad parecen un equipo de niñas que venden galletas -hablé mientras cerraba los ojos, dejándole el camino libro a las mujeres que tenían las brochas de maquillaje en las manos.

Joke's on you || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora