El día que regresé a Corea luego de haber pasado una temporada en los Estados Unidos fue ir directo a la casa abierta que ofrecía la universidad. Aunque mis padres ya me habían matriculado, no pensé que estuviera demás tomar el recorrido por ella y familiarizarme con los distintos edificios. Al haber sido enviada de prisa y sin ninguna opción estaba al natural. Bueno, no tan natural, pero sí lo contrario a lo que soy ahora. Vestía unos vaqueros ajustados que comenzaban en mis caderas, dándole una forma alargada a mis piernas, una camisa azul de manga larga entallada por debajo de los pantalones dándole un estilo sofisticado a mi atuendo y llevaban unos zapatos de tacón fino de color azul marino, al igual que la camisa que traía. Mi cara estaba levemente maquillada, haciendo que lo que resaltara fueran mis ojos y mis pestañas alargadas. Mi cabello caía en cascada con algunas ondas hasta mi cintura y llevaba unas pequeñas perlas de pantallas. Caminé hasta la plaza enfrente del teatro de la universidad y me dirigí hacia mi facultad. Habíamos pensando en inscribirme en contabilidad y empresarial, pero lo deseché de inmediato y decidí estudiar Literatura. Era buena escribiendo y leyendo.
Suspiré y forme un grupo junto a nueve personas más. Cinco chicos y cuatro chicas. A medida que avanzábamos evaluaba la posibilidad de lo bien que podía pasarla los próximos años. Especialmente si podía tener mi "Bentley Mulsanne" conmigo. ¡Dios! Cuando extrañaría a mi auto por estar carreteras tan rectas. ¡Justo como las de Nueva York! Escuché el contoneo de mis tacones en el pasillo cuando llegó la hora del almuerzo y fui junto al grupo a la cafetería de la universidad. Tomé asiento en la mesa del centro y sorpresivamente mis compañeros del día se sentaron junto a mí. Sin embargo, mientras comía tenía una sensación extraña recorriendo mis venas. Como si alguien me observara... como si alguien estuviera vigilándome. Levanté al mirada al azar y capté la mirada de un chico en la mesa de la esquina junto a su grupo, nuestros ojos no se separaron, más bien mis ojos no se separaron de sus ojos oscuros y atrayentes, luego observé sus mejillas sonrojarse, al haberlo descubierto en el acto. Sonrió nerviosamente y volvió a su comida antes de que me diera la oportunidad de poder devolverle una sonrisa.
Dos horas más tarde, luego de varias miradas y pequeñas sonrisitas cómplices con el chico de los ojos oscuros se había terminado la casa abierta y ahora solo tendría que ir a comprar mi ropa y cosas necesarias para mi supervivencia durante este tiempo. Solo que antes de poder salir por la puerta, alguien me detuvo del brazo. Levanté la vista para encontrarme esos ojos de cerca. Sonrió nervioso y se presentó.
-¡Mucho Gusto, Lee Byung Hun! – me ofreció su mano y no dudé en tomarla ni un segundo
-Hwang – contesté sonriendo, tratando de hacer caso omiso a su expresión confuso al solo haber escuchado mi apellido. Lo ignoró y suspiré aliviada cuando separamos nuestras manos. Un silencio incomodo se abrió durante un momento e inconscientemente comencé a jugar con las puntas de mi cabello. Ahora me preguntaba, ¿Esto es lo que las chicas llaman coquetear? Porque si es así, definitivamente repruebo la materia... aunque a menos no estoy congelada. Quizás una D- no esté tan mal.
-Entonces... - dijimos al mismo tiempo y sonreímos
-Comienza tú
-No, tú primero
-Las damas primero
-Como quiera – reí y él se recostó en la pared de al lado, metiendo sus manos en los bolsillos. ¡Este chico se veía genial!
-¿Qué vas a estudiar? – pregunté y traté de mirar hacia otro lado
-Leyes – contestó con su voz gruesa y profunda, haciendo que mi bilis salga disparada hacia todas partes. - ¿Y tú? – preguntó tan suave como una caricia. ¡Solo déjenme derretirme junto a este bombón!
-Literatura – contesté sonriendo
-Interesante – murmuró – Chica inteligente ¿eh?
-Lo normal – me encogí de hombros y luego asintió
-¿Te gustaría seguir nuestra conversación en otro lado? – preguntó y fruncí el ceño sin entender - ¿Cómo en el restaurante italiano de al frente? ¿Cómo a las ocho? – sonrió y solo pude balbucear. ¿Una cita? ¿Cómo una cita con esta especie?
-¡Claro! – contesté tratando de ocultar mi nerviosismo. Nunca había tenido una cita y este chico era tan, tan... sorprendente.
-¡Genial! – sonrió mostrando su dentadura Colgate y se fue luego de darme un sonoro beso en la mejilla.
No pude evitar sonrojarme y salir disparada a un centro comercial. Ahora no solo se trataba de mis necesidades, si no de mi cita, con el chico nuevo y guapo de la casa abierta. Entré a PRADA y pensé ¿Por qué no gastar un poco solo por hoy? Entré a la tienda y observé cada rincón hasta dar con el vestido que buscaba. Un vestido negro con mangas en los hombros, entallado en la cintura, con un cierre a través de toda la espalda y a la mitad de los muslos. Sencillo y perfecto. Sé que ese restaurante es exclusivo y refinado, así que necesito algo acorde. Tomé mi talla y luego de medírmelo lo pagué. Aunque no tuve que ir muy lejos cuando salí. Al frente se encontraba LOUIS VUITTON y como si tuviera un imán, a los pocos segundos estaba sobre unos tacones clásicos de color rojo intenso. Sin pensarlo dos veces pedí mi talla y me los llevé conmigo. Las otras compras podían esperar. Miré mi reloj y eran las seis de la tarde, así que decidí tomar un taxi hasta el hotel en donde me estaba quedando. Me di una ducha y me coloqué el vestido. Tomé un poco de jugo para no estar con el estomago vacío y me senté en la silla de mi tocador para comenzar a maquillarme. Sutilmente, excepto los labios. Estos tenían un labial color rojo vivo al igual que mis zapatos. Ondule mi cabello y coloqué mis perlas devuelta a mis orejas. Parpadee y pensé en que era mi primera cita. La obtuve en tan solo unos minutos y ahora me veo tan sofisticada, como nunca lo estuve en mi vida. Di un suspiro largo y guardé las cosas en mi pequeño bolso negro. Salí del cuarto y entré al elevador en donde obtuve varias miradas curiosas. Luego de llegar a recepción pagué las noches que había pasado y guardé las llaves de mi nuevo apartamento al cual iría este noche.
A las siete y cincuenta estaba llegando al restaurante y pidiendo una mesa para dos. Le pedí tiempo al camarero de esperar por mi acompañante. Total y solo faltaban algunos minutos. Sin embargo, no fueron solo 10, ni 20 los cuales se retrasó. Fueron 120 minutos de retraso. Más bien tres horas de no haber hecho acto de presencia. Ni tan siquiera una nota dejó. Mi mente volaba pensando en los posibles factores por los cuales haya tenido que dejarme plantada.
1. Tuvo problemas familiares
2. Se le descompuso el coche
3. Se le olvido que el día era hoy mismo
4. Está resolviendo unos problemas con sus amigos
5. Se arrepintió de haberme invitado en la tarde.
Ni tan siquiera un cabello dorado apareció por esa puerta. Suspiré derrotada al pensar en cuanto tiempo y dinero había perdido en esta noche. ¿Quién se puede interesar en alguien en solo horas? Nadie ¿Cierto? Si... ¿Entonces porque rayos me siento decepcionada de mi misma? Tomé una bocanada de aire cuando observé a una chica vestida de camarera tomar asiento frente a mí.
-No lo pienses. Ya no vendrá – dijo firmemente
-¿Ehh? – pregunté sin entender
-Quien quiera que te haya invitado no vendrás. Es prácticamente hora de cerrar el restaurante y ni siquiera un vaso de agua has pedido.
-Lo siento – dije con mis mejillas calentándose
-No te preocupes – me dio una mirada comprensiva y sonrió –Ahora, ¿Quién fue el idiota?
-Un chico que conocí hoy
-¡Wao! Atracción instantánea – dijo riéndose y asentí
-Eso creo – admití
-¿Cómo se llama?
-Lee Byun Hun – sus ojos se abrieron como plato y negó con su cabeza -¿Qué?
-Es que... ¿Estás segura que ese es su nombre? – asentí – El estaba en una carrera de autos, de hecho su primera carrera. Y la ganó. El facebook está lleno de la notica. Lo cual lo hizo famoso instantáneamente. Ahora debe de estar rodeado de esas perras en busca de una buena noche. – mi mirada se enfrió y de tan solo pensarlo me estremecí. – No te preocupes – me dijo – Si de verdad esta interesando en ti te buscará luego y se disculpará. Si no, me avises y le daré un buen golpe.
-Cualquier cosa te informaré – nos reimos -fue bueno hablar contigo...
-Neira – terminó mi frase – Ha Nei Ra
-Ariana Hwang – dije levantando mi mano hacia ella. Y antes de que pudiera abrir la boca o abrir los ojos como platos ante mi nombre salí del restaurante. Sabía que quizás no la volvería a ver y si la veía no diría absolutamente nada. O al menos eso era lo que creía en ese entonces. Sonreí y parpadee tratando de contener las lágrimas dentro de mis ojos. Tenía que hacerme la idea, ¿Quién en su sano juicio saldría conmigo? ¿Un corredor de autos? No lo creo.
Pasó un par de días y siempre que trataba de encontrarme con Byunghun el terminaba esquivándome, así que capté el mensaje. No quería verme, no había ninguna posibilidad entre nosotros. ¿Pero porqué no me agradaba la idea? Tan si quiera lo conocía. Sin embargo, no lo podía explicar y muchos menos cuando sonreía y mi estomagó se contraía. Decidí cambiar de vida, de atuendo, de posición y solo concentrarme en mis estudios, sin que nadie supiera quién era este nuevo artefacto que había creado conmigo misma. Sin embargo, luego supe la razón. Estaba con otra chica. Una chica bella, conductora de autos de carrera, popular y adinerada, sin embargó lo abandonó dos años después.
Una chica que si ha tenido espacio en su vida.
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Beating Fast (By: HwangT)
Fanfikce_______ Beating Fast____ La estudiante “Hwang” ante los ojos de sus compañeros universitarios es alguien sin importancia. Una chica más de las buenas, no bebe, no fuma, no tiene sexo y es una extranjera. A pesar de que lleva muchos años viviendo en...