Donde un Alfa no se dará por vencido, para demostrarle a ese Omega que el amor, si existe.
Y que a pesar de que la vida se muestra difícil y dura, el amor siempre prevalece.
¿Podrá Jung Hoseok lograr su cometido?
¿Podrá Park Jimin confiar de nuevo...
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Esa habitación era la unica que tenía ese ventanal largo, desde el techo hasta el piso, y aparte tenía una hermosa vista, desde ahí se podía ver gran parte de la ciudad la cual lucía bella con las luces mercuriales que parecían adornarla.
Y es que la casa de “El Paraíso" estaba situada en una colina, como casi todas las casas antiguas de esa ciudad.
El menor abrió la cortina del ventanal para admirar la vista iluminada de la ciudad.
Se volvió hacia el mayor, un Alfa diez años mayor que él, pero tan hermoso, que desde que estuvo con él por primera vez quedó enamorado del hombre de cabello obscuro y un poco largo.
El Omega sonrió con algo de coquetería mientras que el mayor se quitaba el saco de su traje.
Jungkook vestía un pantalón negro ajustado a sus torneadas piernas y un jersey tipo ombliguera en color vino, así como uno botines de tacón, eso lo hacía quedar casi a la altura de ese Alfa, su cabello corto y tan negro como la noche, hacían que su cuello luciera estilizado y largo.
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Yoongi pasó la lengua por sus labios, como saboreando ya la piel clara del menor. Tomó al Omega por la cintura, lo acercó a su pecho mientras que las manos del menor se enredaban en su cuello.
El Alfa dió varios piquitos tiernos en los labios ajenos.
-¿Me extrañaste mi niño?...
Jungkook asintió mostrando un puchero el cual el mayor besó lentamente.
-Dime cuánto....cuánto extrañaste a tu Alfa...dímelo cariño. -susurró mientras sus grandes manos acariciaban la suave piel de su cintura y sus labios besaban el largo cuello del menor.
-Mucho...te extrañé demasiado. -susurraba llevando su cabeza hacia un lado para ser besado de manera más libre por su Alfa. -te extrañé tanto...que me puse muy triste.
