Donde un Alfa no se dará por vencido, para demostrarle a ese Omega que el amor, si existe.
Y que a pesar de que la vida se muestra difícil y dura, el amor siempre prevalece.
¿Podrá Jung Hoseok lograr su cometido?
¿Podrá Park Jimin confiar de nuevo...
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El Alfa caminaba por los pasillos de su empresa tomando al rubio de la mano, el personal de trabajo los miraba, algunos disimulaban un poco, otros no tanto, pero todos murmuraban entre ellos, su jefe nunca había llevado a ninguna pareja a lo que era el departamento de producción, así que la mayoría del personal miraba eso como algo lindo, admiraban y tenian gran respeto y cariño por el Alfa peliblanco, y solo deseaban lo mejor para él. Hoseok siempre se portaba bien con todos, siempre les brindaba una amable sonrisa y cuando se presentaba algún problema siempre estaba al frente apoyándolos.
Hoseok se sentía en confianza con sus empleados, por eso orgulloso tomaba la mano del Omega. Pero en cambio Jimin, no sentía esa confianza, sonreía al alfa cuando éste le miraba explicándole lo que era el proceso de las partes de autos que hay se fabricaban. El rubio no entendía mucho, pero tampoco era que estuviese concentrado en lo que el peliblanco le decía, más bien su concentración estaba en las miradas de los empleados, ¿Quizá lo miraban porque sabían de su "profesion"? Trataba de no pensar en eso, pero no podía evitarlo.
Caminaban tomados de la mano, pero el rubio mantenía cierta distancia del mayor.
El Alfa de pronto lo acercaba a él, pero Jimin de un momento a otro volvía a poner distancia. Entonces el Alfa soltó la mano del rubio y pasó su brazo por los hombros del Omega.
-Hoseok... -susurró el rubio mirándolo para después llevar su mirada hacia los trabajadores.
-¿Qué? ¿No quieres que te abrase? -El Alfa se acercó a su oído como hablándole en secreto. -Quiero que todos sepan que eres mío. -le sonrió.
-Hoseok, no creo que sea correcto. -dijo tratando de soltar el abrazo.
Pero el Alfa era bastante persistente, no cedería y al Omega no le quedó más remedio que darse por vencido sintiendo como sus mejillas se sonrojaban. Siguieron el recorrido Hoseok abrazando al Omega por los hombros, pero el Omega no lo hacía, solo sonreía al Alfa mientras éste seguía explicándole como es que se ensamblaban todas las partes de una auto.
La mañana pasó rápido y la hora de comida llegó, el Alfa invitó a comer a Jimin y Jungkook a un restaurante muy lindo y elegante, eso pensaba el más joven de los Omegas.
-Es un lugar muy hermoso, ¿verdad Jimin? -comentó el joven Omega admirando la decoración del lugar, le parecía sacado de un cuento.
-Si, es muy hermoso Jungkook. -respondió el rubio dibujando una sonrisa, mientras que el Alfa recibía la carta del menú.
La decoración basada en la edad media, hacía sentir que ese lugar era algo así como un castillo, de esos dónde alguna princesa vive feliz con su príncipe azul.
