Una nueva chica a llego a Ikebukuro, pero nadie se percato de su presencia hasta tres meses después. Ni el mismo Izaya lo noto.
Alguien completamente impredecible, infantil, arrogante, con falta de motivación y aburrimiento constante.
Orihara se da...
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Ikebukuro, en este lugar no existen las coincidencias, si te encuentras con alguien es por una razón, las cosas no suceden solo "Porque si".
Hoy es un día muy especial, una fecha algo particular para ser traviesos y hacer un poco de maldades. Es bien sabido que hay un asesino en Tokio, agrede a las personas dentro de los vagones del tren ligero y dispara justo en sus corazones. El expediente del criminal habla de un hombre con gran fuerza y altura, gafas distintivas y cabello rubio.
Sospechoso.
El titiritero de la ciudad está planeando algo no muy grande, pero sí muy divertido en su tablero tres por tres; beber cerveza no es lo suyo, aunque se nota animado. Si no conociéramos al informante culparíamos directamente a Shizu-chan por los delitos; pero no, simplemente intenta incriminarlo como ya es costumbre.
_ ¡Esto es tan divertido! – exclamo
_ ¿De qué te ríes Izaya? – dijo su secretaria ya no tan sorprendida por sus acciones. Su rostro de ineptitud hacia su jefe demostraba su falta de empatía con él.
_Nada señorita Yaguiri, nada de nada
_Demente – susurro. Siguió acomodando papeles e ignoro por completo sus balbuceos chocantes, ya tenía suficiente con pensar en el amor no correspondido de su hermano.
"Todas las fichas están en su punto, ya debería estar dentro" pensó el azabache mientras mostraba los dientes como retardado, "¿debería llamarlo? ¿un poco de apoyo moral?" y una sonrisa coqueta se asomó entre sus delgados labios. Vaya que lo odiaba.
Miro con ternura su móvil, meneaba los pulgares encantado de la selección de sus contactos. Presiono el que anunciaba "Bestia" y respondió al unísono.
(Conversación telefónica)
_Hola Shi-zu-chan
_ ¡PULGA!
_ Y dime ¿Qué cuentan los oficiales esta vez?
_ ¿Eh?
_ Sí, tu sabes ¿Qué tal las rejas? ¿Son nuevas o están todas oxidadas como siempre?
_ No sé de qué hablas, pero será mejor que me dejes fuera de tus juegos sucios – se escuchó la vos de una mujer al fondo riéndose, y a Simón ofreciendo como siempre sushi ruso – ¡No me vuelvas a contactar!
(Llamada finalizada)
_ ¿Pero qué diablos? – grito – ¿Por qué Shizuo no está en la cárcel? – arrojo su tablero hecho una furia.
_Creo que alguien se te adelanto – interrumpió Namie de pronto – no eres el único que juega con las personas. ¿Sabes? Alguien está jugando contigo, probablemente sea ese mocoso de la secundaria. El jefe de los Dollars.
_Cállate. No eres muy graciosa precisamente.
(...) Hora y media antes
_ ¡Oh, lo siento! no quería empujarte ¿estás bien? – saco un trapo –no puede ser, incluso manche tu traje de malteada.
Una joven singular choco con el bartender, había derramado leche de fresa en su ropa con todas las intenciones del mundo. Se dispuso a limpiarlo con sus pequeñas manos, no paraba de pedir perdón.
_No hay problema ¿Eres nueva en Ikebukuro? jamás te había visto por esta alcaldía.
_No – esbozo una sonrisa – de hecho, llegue hace tres meses ¿Me acompañas?
_ ¿A dónde?
_A una lavandería, no te puedo dejar sucio. Tómalo como tregua por los problemas causados – tomo sus palmas mirando sus lentes obscuros – ¿Cuál es tu nombre?
_Shizuo ¿el tuyo?
_Joe, mucho gusto. Después te invitare un poco de sushi, no se vale decir "No".
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