Una nueva chica a llego a Ikebukuro, pero nadie se percato de su presencia hasta tres meses después. Ni el mismo Izaya lo noto.
Alguien completamente impredecible, infantil, arrogante, con falta de motivación y aburrimiento constante.
Orihara se da...
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El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.
720 minutos, 12 horas y contando desde que un peculiar rumor se extendió por todo Ikebukuro. La chica comenzaba a perder las esperanzas de tener a su merced el frio cuerpo de una rata a la que anhelaba retirar su pelaje. Ese tipo era más escurridizo que un gusano, y por si fuera poco la motociclista negra estaba con él, disminuyendo las posibilidades de que su plan tuviera éxito.
No obstante, un perfecto pero arriesgado movimiento azoto su partida de póker como si la suerte regresara a su lado; tomo su celular mirándolo con una gran sonrisa.
_Ensánchala más y podrías verte igual a Cheshire el gato – ambos secuaces sacudían las copas – ¿Qué piensas? te veo muy feliz. Consideraste utilizar a Shizuo ¿cierto?
_Sí – afirmo con el popote aun en la boca – el jinete sin cabeza retrasa a todos los asesinos, es una molestia. Piénsalo un poco Keil, quien mejor que el más fuerte para acabar con él.
_ ¿Como?
_No lo sé, no lo sé – medito un poco sacudiendo las piernas y golpeteando el azulejo – no lo sé...
_ ¿Qué te parece fingir un secuestro?
_No es tan mi estilo – se dio un tiro imaginario – lo llamaras. ¡NO! Mejor lo veras personalmente, le explicaras que mi pobre mente está en un estado crítico. Shizuo se preocupará y como cualquier persona preguntará la razón, tú le enseñaras una de estas fotografías con Orihara, podrías decir que esta mañana llegue en taxi completamente drogada con un centenar de estas imágenes. Tal vez comentarle que no eh salido de mi habitación y que estuve sollozando cause algo que valga la pena.
_ ¿Y si la mentira se voltea?
_Siempre podemos culpar al mismo Izaya, quiero decir nadie confía en él. "Hazte fama y échate a dormir" un dicho bastante certero.
_Prosigue
_Serás un anciano, mi abuelo tal vez. No debe reconocerte, es obvio que al final la verdad saldrá. Tengo el justificante de que estuve presa por lo que me volveré la indignada defendiéndome con que esa no soy yo y que le jugaron una mala broma, además dudo que la "rata de barco" se atreva a decirle la verdad con tanta evidencia que lo incrimina.
_No paras de sorprenderme Joe.
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