Prólogo

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>Entre las sombras<

Frigga se había negado a recibirlo en casa, había creado tanto desastre que se negaba a aceptar que esa bestia era su hijo. Odin accedió a la vendimia que obtendría por su hijo, mientras Thor trataría de devolver la claridad de los mundos.

Habían pasado meses, Loki aún estaba atado a un calabozo de una región recóndita en el espacio. Cada noche era castigado, al parecer al verdugo le gustaba ver sufrir y pedir piedad a la víctima antes de ser asesinado.

Tenía aproximadamente doce horas de vida, sería decapitado —preferencia de Odin— y después sería incinerado. Las ordenes habían sido tan duras y ciertas que Loki estaba arrepentido, pensó que si tan solo no hubiera sido recogido por Odin no habría pasado ningún acontecimiento tan brutal como el de Nueva York. Seguido de eso pensó que en realidad servía más de consuelo pensar que sería ejecutado el problema. El hecho de estar dentro de un cuarto negro sin una sola fuente de luz lo estaba volviendo loco.

En ocasiones le gustaba consolarse pensando que eso no era peor que el hoyo negro en el que había estado perdido en su juventud, le gustaba asimilar que estaba más seguro que durante los años pasados.

Casi cuarenta días sin agua ni comida, atado a las paredes sin ropa que cubriera su torso; sabían cuales eran sus debilidades, incluso habían hecho en él el odio hacia el sueño, creer que si cerraba los ojos no lograría abrirlos de nuevo. Le gustaba mantenerse alerta y el dolor se lo permitía. Se resistía a morir, quería salir de ahí de una u otra manera.

Al día veinte comenzó a rendirse ¿cuál era en realidad su glorioso propósito ahora? Ninguno. Hacer feliz al verdugo durante sus pocos días de residencia en los negros calabozos, sin embargo, no era nada, había dejado de pensar en eso.

Varios días después dejos de tener visitas, es decir, al hombre de piel negra que estaba ahí todas las noches para limpiar el lugar al mismo tiempo que lo torturaba. Eso sólo podía significar una cosa, él lo sabía.

El día antes de su ejecución pidió un deseo estúpido, una promesa al espacio y a sí mismo. Si existiera una oportunidad, prometía arreglar y cambiar todo lo que había hecho, pagar de una buena manera sus delitos; pero era lo que hacía ahora ''morirás —pensó—, ¿qué mejor cosa podrías ofrecer dios del engaño?''

Cansado de pensar cerró los ojos unos minutos, no sabía cuantas horas restaban, pero quería un momento de libertad, quería creer que moriría en paz, lo cual no era cierto. Observó la oscuridad de sus parpados antes de volver a abrir los ojos.

Cabellos negros, piernas largas y vestido rojo. Sif.

Su majestuosa figura aún sorprendía a los ojos cansados de Loki, era tan radiante y valiente que la envidiaba, y sobre todo a Thor, que tenía a su disposición a esa bella mujer. Que cada día mataba por atención del Dios que sólo tenía ojos para la mortal, Loki no entendía por qué amaba las cosas momentáneas como esa mujer.

—Loki —murmuró molesta.

Él no respondió. Sif entró cerrando con prisa la puerta. Corrió hacia sus brazos y arrancó las ataduras que habían herido a Loki por eternidades. Él confundido se quedó de rodillas, ella en su lugar lo ayudó a levantarse.

—Frigga —murmuró—, me ha obligado a liberarte.

Fue algo que le tomó por sorpresa y tardó algunos segundos en asimilar las cosas, pero no había tiempo y Sif ya le tomaba por el brazo tirando de él hasta la puerta.

Salieron de prisa, corrieron por túneles hasta llegar a un pequeño portal formado entre las sombras. Sif se alejó de Loki y se colocó en posición defensiva.

—Quiere que no vuelvas —dijo—, que te olvides y te deshagas del veneno en tu interior.

Dudó por unos instantes. ¿Por qué Frigga lo liberaba? Ella había aceptado el juicio de Loki e incluso había estado junto a Thor y esa había sido la más grande tortura. Sin embargo, también había algo, ambos estaban enlazados, podían hablar a distancia y crear una ilusión frente a cada uno, también él había aprendido casi todo de ella. Aún la quería después de todo.

Sif golpeó su hombro, sus ojos por primera vez mostraban confianza, arrepentimiento e incluso dolor, sentimiento que ella salía olvidar

Loki asintió y entró al portal de prisa, cerrándolo junto cuando su última extremidad cruzó.

Sif observó a ambos lados y corrió hacia la imagen de Frigga que aguardaba en la oscuridad. De pronto los hombres llenaron el lugar. Ella caminó y Frigga desapareció.

"Nada se revelará" Juraron en las sombras.

1. With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora