Freddie

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—Tienes razón —elevó las manos—, debí haber llamado, lo siento. Pero al menos una llamada tuya no estaría mal.

Habían pasado más semanas de lo que yo había esperado, pues el tiempo dentro de mi apartamento parecía volar junto con Loki. Ni yo misma podía creer que él tenía que recordármelo todo el tiempo, debía estar fuera de esas cuatro paredes.

—He estado muy ocupada —dije encendiendo las luces del lugar.

—¿Ah sí?¿en qué? —gruñó—, ¿cuidar de tu mascota?

Di la media vuelta y lo observé con dureza, ¿de qué estaba hablando? Me sentí estúpida y traté de esperar una respuesta suya que no fueran metáforas o alguna palabra sin sentido, pero él parecía estar hablando en serio.

—¿Mascota? —comenzaba a ponerme furiosa.

Él solo me observaba y parecía que sus ojos estaban por salir de sus cavidades, su respiración era entrecortada y sus puños estaban cerrados dentro de sus bolsillos, estaba segura de que estaba clavando sus uñas sobre sus palmas. Sobre todo sentía su aliento alcohólico, no estaba ebrio pero tampoco sobrio, podría aún saber de lo que hablábamos.

—Ambos sabemos que hay un hombre en tu departamento —siseó—, ¿quién es?

Me tomó por lo hombro y me agitó, como si haciéndolo logrará sacar alguna información de mi cabeza, solo podía ver la desesperación en su cara, la mirada triste que me lanzaba cada vez que estaba preocupado por algo pero no lo decía, pues se sentía presionado al hacerlo. Su agarré comenzó a hacerse más fuerte y sentí la necesidad de alejarme antes de que algo malo pasará.

—¡Frederick! Maldición estás demente —grité.

—Prefieres un vagabundo a un hombre que...

Lancé la primer cosa que tenía cerca a su pecho, una pequeña estatua de una mujer. Estaba respirando violentamente ¿por qué le importaban tanto mis cosas? ¡En éste mundo ya nada podía ser privado! Y sí, había aceptado un vagabundo, un hombre verdaderamente molesto sobre él, alguien que es tan arrogante y egoísta... 

—Sí —declaré—: ¡acepté a un vagabundo sobre ti!

Se quedó en silencio. ¿Qué había hecho? Claramente no me importaba si hería o no gente pero él, era mi mejor amigo, ¿quién había estado ahí en los momentos difíciles? ¿Quién me había apoyado en todo lo que declaraba? Por supuesto él, pero para mí era eso, un hermano mayor, y eso me hacía sentir la persona más estúpida que jamas existió.

Pensaba, se estaba hundiendo en mi mirada, estaba más que ansiosa,  esperaba que me diera una respuesta, o mucho peor que saliera y jamás volviera a verle. Mis hombros estaban tan tensos y mi rostro ardía, pero en el momento en que suspiró y se recostó sobre la pared, mi cuerpo se relajó, junto con mi mente y mis ansías de matarlo.

Creí que el nivel de alcohol en su sistema no le permitía tener más de dos ideas en la cabeza, el hecho de que quería asesinarme y que no tenía idea de con quién estaba viviendo. Su cerebro parecía estar teniendo un severo conflicto hasta que por fin habló:

—Kelcy en verdad...

—Es suficiente —le interrumpí—, no quiero escuchar más tus parloteos.

Nos quedamos unos segundos en silencio mientras él veía los anillos que adornaban sus largos y toscos dedos, parecía concentrado en los colores. Yo solo podía verle en ese estado y sentir pena, sentir que no debía tratarlo mal, pero estábamos en ese punto en el que no entendía ni lo que tenía con Loki, y claro, no podría explicarle a él lo que pasaba.

1. With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora