Sueños

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Abrí la puerta secando mis últimas lágrimas, respire profundamente y di la primer zancada dentro del departamento, podría haber jurado que sentía el aire desaparecer de mis pulmones, incluso me sentí en un lugar extraño. Había estado pensando en escapar, buscar a mi hermana y pedirle refugio, pero algo me unía a ese lugar.

Era imposible soportar todo ese odio, de nuevo estaba llorando, con las manos sobre los labios y los ojos cerrados. Lentamente cerré la puerta sin emitir ni un solo ruido, eran pocas las veces que no cerraba de golpe una puerta, ¿por qué? Había dejado de ir a luchar, había dejado de beber, había dejado de pintar e incluso de visitar mi tienda, ¿por qué? ¡Por él!

Había pasado una semana, en las cuales yo había estado ahí como una rutina, hablando y bromeando con él, ¿dónde estaban ahora esos días? Ya no los recordaba, solo estaba éste día, en el que me había rendido, y a él lo había olvidado.

Habíamos estado peleando por cosas insignificantes, cosas fuera de mi alcance que incluso parecían absurdas horas después de cada pelea. Ese día no había sido a excepción y me sentía mareada y molesta, había salido tan rápido como pude y de pronto me di cuenta que me había alejado bastante, y entonces volví.

Volví con todo ese odio en mi sistema, no me gustaba que jugarán conmigo, había estado una semana entera pidiendo una explicación, una semana desde aquel día en la feria, aquel día en que me había destrozado el alma. Ese día no había vuelto y los siguientes fueron días "normales" en los que él y yo solo comíamos, dormíamos y nos hacíamos bromas, me preguntaba sobre mi pasado pero cuando yo hacía las preguntas él se iba. Me estaba usando.

-Kelcy -dijo severo-, ¿dónde has estado?

Mi espalda se vio atacada por oleadas de frío, no giré para ver su rostro, no respiré para levantar sospechas, únicamente me aleje, no quería que se enterara de todas esas emociones, no, está vez yo ganaría. Reí socarrona e hice un ademán con la mano, caminé hasta mi habitación con rapidez.

-Estoy bien -dije en voz baja-, solo necesito algo de descanso. Está tarde corrí demasiadas millas...

Trataba de no temblar mientras avanzaba, mientras me quitaba la chaqueta de los hombros y limpiaba las lágrimas de mis mejillas, podía sentir todo el rostro arder pero no quería girar ni verle, solo quería seguir avanzando.

-¡No, por favor! Espera -era la primera vez que me rogaba algo.

No lo escuché, me quedé quieta y cerré la puerta con violencia, pero no en su totalidad. Ahogué un grito y me adherí al muro. ¡Que demonios pensaba hacer dentro!

Escuché sus pasos y como trataba de no molestar, incluso cuando abrió la puerta lo hizo con delicadeza y me sentí furiosa, de alguna manera toda nuestra relación se había vuelto una molestia, peleas interminables e historias que no tenían sentido.

-¡Fuera! -exigí.

Hizo caso omiso a mis gritos, evadió la idea de que sería mejor estar sola. Sentí su arrepentimiento en el aire, la manera en que respiraba y como se movía me hacían sentir culpable de tratarlo así, pero solo era el sentimiento, no quería actuar de otra forma que no fuera estar molesta con él.

Estaba sentado en mi cama, con las manos sobre los muslos y la mirada fija en las fotografías que tenía sobre el tocador. Corrí para golpearlo pero él fue más rápido y se levantó haciendo el mismo ademán que yo unos segundos antes, me rendí y quedé de boca en la cama.

-Escúchame al menos unos minutos -dijo a la oscuridad-, tengo que darte una explicación.

-¿Tengo alternativa?

1. With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora