Loki

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—¡Querida! —se lanzó a abrazarme—. he venido en cuanto recibí tu mensaje.

—Gracias por venir Anne —dije liberándome de su agarre

—Y dime ¿dónde está?

Señalé el sofá en dónde él estaba dormido aún, se le veía tan sereno que pasó por mi mente olvidar a Anne y esperar a que despertara; sin embargo, ella ya estaba aquí. Su sonrisa creció al verlo y de inmediato se acercó a él; molesto despertó de un salto al ver a Anne a sus pies.

—Ella es Anne —le expliqué— . Te ayudará.

Él asistió y se sentó recto, evitando a todo momento rozar su espalda contra el sofá. Colocó sus manos en sus muslos y espero. Estaba igual de demacrado su rostro, no había dormido lo había escuchado toda la noche sollozar e ir repetidas veces al cuarto de baño a vomitar.

Sin embargo, no quise levantarme pensé que en ese momento quería estar solo pues escuchaba como de vez en cuando se queda sentado escuchando si estaba despierta, de verdad no quería que yo lo viera tan débil.

—¿Cuándo lo has encontrado? —preguntó preocupada.

Estaba a punto de mentir como normalmente lo haría, pero la mirada acusatoria de Anne no me lo permitió y susurré:

—Ayer.

Su mirada se fijó únicamente en él, lo escaneaba de pies a cabeza. Ella retiró los anteojos de su rostro y presionó el puente de su nariz cerrando a la vez los ojos. Incapaz de darme una respuesta caminé de prisa frente a él, sus ojos se estaban cerrando lentamente, no sabía si estaba muriendo o durmiendo. Busqué en sus muñecas su pulso, era estable y continuó, sin embargo, no dejaron de alterarme las marcas que había en ellas, había sido atado por un largo tiempo.

—Estará bien —dijo Anne.

Escribió durante unos minutos en una larga hoja de papel verde mientras buscaba en su enorme bolso, empezó por pequeños frascos, eran tantos que temía que fueran mortales para alguien que no había comido en semanas.

Empezó a vendar sus muñecas y espalda, podía escuchar los gritos de este hombre kilómetros a la redonda debido al alcohol que Anne ponía por toda la piel abierta y quemada. Cerrando heridas con rapidez evitando la anestesia, pues ella alegaba que lo mataría si ponía algo de eso en su débil sistema.

Una vez que terminó tomó el dinero de la mesilla y se alejó del hombre dejando todos los medicamentos sobre el piso, me miro y me dio la larga hoja en la que había estado escribiendo.

—Gracias.

Ella asintió y salió del apartamento cerrando la puerta con violencia, cómo era típico de ella. Volví a dónde estaba él, sonreí y toqué su pierna, de inmediato abrió los ojos y levantó su puño para golpearme pero se detuvo con la misma velocidad. Perpleja y tal vez ofendida me levanté, aún no podía entender por qué lo ayudaba, no lo conocía y ni siquiera había dado las gracias después de todo. Me había percatado de que en realidad me sentía identifica y que estaba tratando cómo me hubiese gustado que lo hicieran conmigo.

—Sé que no has dormido —señalé una de las habitaciones—: puedes dormir en mi habitación, tengo varias cosas por hacer.

Se levantó y caminó hasta la habitación lentamente, me sorprendió ver como mejoraba considerablemente, había pasado de arrastrarse a caminar lentamente. Sonreí y me quedé ahí hasta ver como entraba a la habitación y dejaba la puerta sin cerrar, incluso me quedé únicamente para escuchar el sonido de la cama ante el peso de él sentándose. Me gustaría saber su nombre —pensé.

Fui directamente a mi estudio, tenía bastante trabajo que había ignorado los últimos días, tenía que hacer varios retratos de personas que no conocía, jamás me había importado saber quiénes eran pero ahora sentía la extraña necesidad de conocer a la gente que pintaba. ¿Son felices? ¿Qué les gusta hacer? ¿Cuánto años tendrían en la fotografía?

1. With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora