¿Bosque? ¿Mar?

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Me convertiría en una adicta si tomaba una taza más de café. Las horas se pasaban mientras observaba la puerta entre la penumbra, esperando a que alguien la atravesará. Había olvidado la cantidad de cafeína y tabaco que ya había ingerido esa noche, comenzaba a sentir un sabor acre al inicio de mi garganta y ardor en mi nariz, sí, ya habían sido bastantes.

No volvería, tal vez había algo de lo que se tenía que ocupar, tal vez estaría muy ocupado o simplemente se aprovechó de mí, sí, me había ilusionado de nuevo. Me levanté y tomé mi taza de café y el cenicero que estaba repleto de cigarrillos hasta el filtro. ¿Qué ganaba con matarme lentamente esa noche? Por supuesto nada, pero valía la pena arriesgarme.

La puerta se abrió. Me quedé quieta presionando el sofá. Él se quedó de pie en la puerta, tomando su gabardina negra con ambas manos, dio unas zancada y la deposito en la mesilla, importando muy poco que estaba sobre ella. Me observaba con cierto remordimiento, ¿qué era lo que había hecho fuera? ¿Por qué se había ido? Estaba a punto de correr a él pero me quedé de píe cuando él avanzó.

Con movimientos lentos y calculados, haría que cualquiera se enamorara incluso de su andar tan elegante. La forma en que la penumbra y la escasa luz remarcaban sus pómulos y su brillante cabello negro, que ahora estaba atado y caía por su espalda, ésto me hacía preguntarme ¿por qué jamás recortaba su cabello? Sin embargo, había cierto enfoqué que me agradaba.

Estuvo frente a mí. Me arrebató las cosas de la manos y las colocó de nuevo sobre la mesa; me asombraba la manera en que evitaba los ruidos, incluso cuando respiraba. 

—¿Estás bien? —susurró tomando mis hombros.

Me estremecí, él nunca me tocaba, él nunca se preocupaba por mí. Retrocedí aterrorizada, mi cabeza estaba dividida entre estar con él y entre correr y no acercarme. Me quedé quieta pensando unos segundos mientras observaba su rostro en blanco, me observaba sereno, como si no le hubiese ofendido mi acto ante él. ¿Quién era él? Me estaba preguntando varias veces, sin embargo no podía ser más obvio; Loki. ¿Lo había cambiado? ¿Había cambiado su actitud poderosa de la que me había encantado y enganchado? 

Negué un par de veces con la cabeza y retrocedí hasta la cocina, él me seguía con zancadas lentas pero largas, su propósito no era asustarme ni mucho menos tener que atraparme; quedé justo sobre la puerta cuando recordé que la había cerrado con llave, maldije pero a la vez agradecí a que no lograra apoyar a mi cobardía. Coloqué las manos sobre la madera fría de la puerta, sintiéndome frágil y pequeña.

—Cuando llegué a la tierra... —comenzó a decir—, no creí que podría encontrarme con alguien como tú.

¿Alguien como yo? ¿Molesta? No... ¿Qué pasaría si veía las cosas positivas? Le había dado hospedaje e incluso había hecho todo para cuidar de él, pero, no tenía importancia, todos podríamos hacer eso sin ningún esfuerzo extraordinario; realmente no sabía a que se refería.

—Desconocías mi paradero —se encogió de hombros—, del mal que he hecho.

—No todos debemos ser juzgados —declaré inconsciente—, todos hemos hecho algo malo.

Bajó la mirada, entonces entendí que él iba más allá de todo perdón moral, me sentí nauseabunda pero no me moví, quería seguir escuchando su voz a pesar de que hablara de sus malos hechos. No me importaba.

—Debería irme —declaró dolido—. No es seguro para ti.

—Nada es seguro para mí —susurré—; podría morir en cualquier momento.

Se acercó con violencia y me tomo por los hombros, su aroma me atrajo, él parecía ser de las personas que no necesitaban una aroma artificial porque el natural les bastaba, me hacía sentirme lejos ¿un bosque? ¿El mar? No, no sabía describirlo, pero me encantaba.

—Jamás digas eso —advertí su respiración acelerada—. ¡Jamás!

—Todos lo haremos —bajé la mirada—. Me iré en un respiro, Loki.

—Volvería a buscarte —replicó sobre mi cabeza.

Me atrajo a él, estaba sobre su pecho... ¡Estaba sobre su pecho! Y ahora me sentía más pequeña, me superaba en altura más de lo que había imaginado. Sentía como sus manos recorrían mi espalda y me atraían a él, con ternura y calidez. Éste no era el Loki que yo conocía... Era algo mejor.

Hundí mi cabeza en su pecho, sintiendo el ritmo de su corazón, inclusive lograba escuchar su respiración sobre mi cabeza. Suspiré... Realmente me sentía bien.

—No me dejes sola —susurré—, no...

—No lo haré —me interrumpió.

Sí, definitivamente estaba completa... ¿Qué pasaría después?

[Mensaje Adic.]

Y pues quedará un momento pausada la novela, realmente estamos yendo muy deprisa y nos enamoramos cada vez más de Loki. Para evitar morir por un infarto o incluso la explosión de nuestras cabezas. 

Gracias por sus vistas y votos ! 

Volveremos pronto ! 

-WeArePudding!

1. With YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora