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En una elegante gala benéfica en París, Diana Mendes, hija de uno de los hombres más ricos del mundo, brillaba como una joya en medio de la sofisticada multitud. Su vestido negro de alta costura y su porte impecable la hacían destacar, atrayendo miradas de admiración y envidia por igual.

Entre los invitados, se encontraba Ayrton Senna, un exitoso empresario y mejor amigo de Alex, un cercano amigo de Diana. Alex había decidido que esa noche era perfecta para presentar a sus dos amigos más queridos.

—Diana, ven aquí, quiero presentarte a alguien —llamó Alex, gesticulando para que ella se acercara.

Diana se acercó con gracia, su mirada evaluando a Ayrton con curiosidad y una pizca de desafío. —Alex, ¿quién es tu misterioso amigo?

—Diana, este es Ayrton Senna. Ayrton, te presento a Diana Mendes —dijo Alex con una sonrisa, notando la chispa instantánea entre ellos.

Ayrton extendió la mano, su sonrisa confiada. —Un placer conocerte, Diana. He oído mucho sobre ti.

Diana estrechó su mano, sintiendo la firmeza y el calor de su agarre. —Lo mismo digo, Ayrton. Alex me ha hablado bastante de tus... logros.

La tensión entre ellos era palpable desde el primer momento. Ambos eran conscientes de su atractivo y acostumbrados a tener el control en cualquier situación social. Diana, con su naturaleza independiente y su agudo ingenio, y Ayrton, con su carisma natural y su confianza inquebrantable.

—¿Te gustaría unirte a mí en la terraza? La vista de París es impresionante desde allí —sugirió Ayrton, sus ojos oscuros brillando con desafío.

—Me encantaría —respondió Diana, aceptando su invitación con una sonrisa que prometía más de lo que dejaba ver.

Caminaron juntos hacia la terraza, cada uno consciente de la presencia del otro y del juego de poder sutil que se desarrollaba entre ellos. La noche parisina, con sus luces y su encanto, proporcionaba el telón de fondo perfecto para su confrontación.

—Así que, Diana, ¿qué te trae a París? —preguntó Ayrton, apoyándose en la barandilla mientras admiraba la vista.

—Negocios y placer, como siempre —respondió ella, girando para enfrentarle. —¿Y tú, Ayrton? ¿Qué te trae aquí aparte de las fiestas?

—Una combinación similar. Siempre es bueno mezclar un poco de trabajo con diversión —dijo él, inclinándose hacia ella ligeramente.

Diana sonrió, disfrutando del desafío. —Y parece que disfrutas de ambos en igual medida.

—Solo cuando la compañía es adecuada —respondió Ayrton, su voz bajando a un susurro cargado de intención.

La tensión entre ellos aumentó, una mezcla de atracción y competencia. Diana se inclinó hacia él, su mirada fija en la suya. —¿Siempre eres tan seguro de ti mismo, Ayrton?

—Solo cuando estoy con alguien que puede igualarme —respondió él, su mano rozando suavemente la de ella.

Diana levantó una ceja, intrigada y desafiada al mismo tiempo. —¿Y crees que puedo igualarte?

—Lo estoy descubriendo —dijo Ayrton, acercándose más, sus labios a solo un susurro de distancia de los de ella.

El momento se suspendió en el aire, cargado de anticipación y deseo. Finalmente, Diana cerró la distancia entre ellos, sus labios encontrando los de Ayrton en un beso apasionado y ardiente. Ambos se entregaron al momento, conscientes de que este era solo el comienzo de una relación llena de chispa y fuego.

La noche en París se convirtió en el escenario de su confrontación y su conexión, una danza de poder y deseo que prometía llevarlos mucho más allá de lo que ambos habían imaginado.

One Shots - Ayrton Senna © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora