xxiii. estamos bien... estás bien

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El día más caluroso en lo que iba el verano llegaba a su fin, por lo que Harry Potter y Cindy caminaban de la mano hacia la plaza más cercana en Privet Drive en donde vivían con Iza, Lily y James Potter desde que se habían juntado, viviendo de lo más a gusto entre los muggles, aunque últimamente Harry pensaba vagamente en que algo estaba sucediendo en esa casa.

Lily y James cada tanto desaparecían por horas, pero se turnaban. Un día se iba Lily, y al otro James, y así sucesivamente. Los niños de la casa les preguntaron qué era lo que estaban haciendo, pues la curiosidad se les instalaba al instante ni bien veían que uno ya no estaba en la casa, pero ellos sólo les dijeron que cuando fuera el momento indicado les contarían.

También pasaba algo con Hermione, Ron y Jade. Estos tres les mandaban cartas, y ellos también, y hablaban de lo más bien, pero Harry y Cindy se dieron cuenta de que también estaban ocultando algo.

Estaba claro decir que algo pasaba, y no sabían si preocuparse o no por si era algo malo. No obstante, ese día Lily les sugirió si no querían ir a pasear un rato solamente ellos dos luego de verlos un tanto decaídos mientras le contaban cómo sus mejores amigos parecían no confiar en ellos del todo.

Y claramente decidieron tomarlo, por lo que ahora iban por la calle desolada hablando entre ellos mientras sus manos entrelazadas se balanceaban de adelante hacia atrás.

Harry había crecido, y muy para bien, según Cindy. Ahora estaba más alto que ella, tanto que creyó que ya no iba a crecer más porque ella se quedó en la misma estatura de hacia meses, sus rasgos estaban más formados y se había cortado el pelo. Mientras que Cindy, si bien sus rasgos también se formaron más y ya no parecía una niña como en cuarto año, lo único que cambió más en ella era que ahora se la pasaba haciendose trenzas chiquitas por todo su pelo. Solo algunas, y al resto del pelo se lo dejaba siempre suelto, como decoración.

Además, como Lily le había ayudado en las trenzas, también les había puesto un hilo gris que le quedaba muy bien en su cabello castaño. Casi parecía que tenía destellos plateados cada vez que los rayos del sol y de la luna la iluminaban.

Aquella idea de llevar trenzas diminutas con hilos grisaceos fue la mejor idea que tuvo para un cambio en su apariencia. Y le gustaba bastante, de cierta forma la hacia sentir más bonita.

A Harry también les gustaron, no, les fascinaron mejor dicho. Si bien siempre pensó en que Cindy era la chica más hermosa que haya visto alguna vez, con ese detalle y el cómo su rostro se desarrolló a uno más maduro, definitivamente creyó en que Cindy era una diosa.

En la calle no pasaba ni un alma, por lo que caminaron sin importarles nada.

Ese año, Harry estaba un poco más rebelde, y también algo sarcástico. Cindy seguía siendo igual con respecto a la personalidad, pero cada tanto le seguía la corriente a Harry cuando este se ponía intenso. Incluso, aunque luego Harry se arrepintió, se peleó con sus padres en un momento donde sus emociones se desviaron tanto que solo quedó la ira en él, y el hecho de que sus padres y sus mejores amigos le estuvieran ocultando algo lo desató por completo.

Lily y James se quedaron estupefactos cuando aquello sucedió, más aún cuando solo vieron ira en los ojos de su hijo. Hasta Iza y Cindy bajaron al primer piso sin saber porqué se oían tantos gritos, y cuando Harry las miró, Lily temió que se las agarrara con ellas, pero sorprendentemente Harry se quedó callado ni bien notó a Cindy con ellos.

Cindy no entendía nada, pero luego de eso hubieron más momentos así en donde Harry se enojaba con todos menos con ella. Iza en un momento hasta le dijo algo que la puso a pensar: «Harry se enoja con todos, incluso conmigo, y aunque no lo entienda, ni bien cuando él te mira... es como si todo el enojo en él se fuera. Al principio no creía que no se la agarrara contigo, pero ahora pienso en que tú serás la única que lo pueda calmar».

innocent obsession, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora