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[Fernando] Noto una clara angustia en Agustina

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[Fernando]
Noto una clara angustia en Agustina. No quería que se sienta así, por eso mismo planeaba no contarle sobre esto. Me sorprendió bastante que caiga a casa de sorpresa, pero tampoco me molestó. Amo verla, estar con ella se siente una bendición.

— Ya estoy bien igual.

— No te metas en más problemas por mí, Fer — dice Agus. Estaba muy apenada, si bien sabía que no iba a gustarle, no creí que iba a ponerse tan mal.

— No te puedo prometer eso. Por vos me le planto hasta a Hulk — sonrío y agarro sus manos para depositar un beso en ellas. De todas formas, Agus no cambió su cara de mal augurio, ni soltó ni una risita —. Agustina... No fue para tanto, en serio.

— No me gusta que termines así.

— Ya pasó. Ya está.

— Vine a hablar de algo en particular con vos — dice. Con que por ahí venía la mano...

Me acomodo en mi asiento y me preparo para escuchar lo que tenga que decirme.

— Fernando... — hace una pausa. Realmente no puedo imaginarme qué es lo que tiene para decirme, debe ser algo heavy para que ella esté tan mal —. No puedo seguir con vos. 

¿Seguir conmigo? ¿se refiere a la relación?

— ¿Qué querés decir, Agustina?

— Nosotros, nuestro noviazgo. Ya fue.

¿"Ya fue" qué? — no entiendo porqué querría terminar. Ambos nos amamos, ambos hemos dicho que proyectamos a futuro. No tiene coherencia.

— Ya fue nuestra relación, Fernando. No quiero seguir en ella — se pone de pie y se acerca a la puerta. Yo la sigo. No puede dejar las cosas así.

— No te creo, Agustina. No te creo, decime la verdad.

— Ya está. Dejalo así — sus ojos están cristalizados. Quiere irse, pero la tomo de la muñeca y la acerco a mí.

— No lo pienso dejar así. Si me dejás, es porque ya no me amás. Quiero que seas literal conmigo, decime textual que no me amás más, que ya no querés que forme parte de tu vida — digo cerca de su rostro. Parece que cada una de mis palabras es un cuchillo, porque deja ver cómo la lastiman cada vez más.

— Fernando... Por favor...

— ¡Dale, Agustina! ¡Decime que ya no sentís lo mismo, que el amor se marchitó! — exclamo. Ella rompe en llanto y yo siento mis ojos llorosos.

Envolví a Agus entre mis brazos y ella enterró su rostro en mi pecho y procedió a descargarse ahí. Sollozó y le dejó a sus lágrimas ser libres. Yo acaricié su cabeza mientras trataba de entender porqué quería dejarme si estábamos tan bien.

No me puedo alejar de ella, no puedo separarme. Necesito que cambie de opinión, pensar en una vida sin Agustina hace que el corazón se me apretuje. Mis músculos están tensos por la situación y mi pecho duele. Siento cómo las manos que envuelven a Agus tiemblan un poco y cuándo menos lo espero una lágrima abandona mi ojo y se desliza por mi mejilla.

GITANA | Fernando CisnerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora