Capítulo 21 | Con Juguetes

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Veía los labios de Kirishima moverse al igual que los de Denki, pero no podía prestar nada de atención a lo que ellos decían. Se ríen entre ellos pero entonces me miran a mí, sabía que me hablaban pero realmente estaba muy concentrada en otra cosa.

—¿__________? ¿Te encuentras bien? Te ves muy roja —menciona Kirishima.

—Y..Yo...

—Ella está bien —responde Katsuki por mí, manteniendo su brazo sobre mis hombros—. ¿Cierto, extra?

Asentí frenética, pero clavé mis uñas en mi regazo para aguantar. Lo miré de reojo y él sonríe de lado, abrí los ojos de par en par y negué con la mirada, sin embargo, él aumentó la intensidad de las vibraciones con el control escondido en el bolsillo de su abrigo.

—¡Hmg! —me sobresalté, mordí mi lengua para soportar el placer pero era casi imposible.

—¿Segura estás bien? —pregunta Denki.

—E..Estoy... b..bien... —respondí intentando sonreír, pero la intensidad vuelve a subir y mi cuerpo tiembla.

—Estás temblando mucho —comenta Sero.

—E..Es... Es por el fr..¡frío! —cada vez se hacía más difícil disimular, pero Katsuki me abraza para ayudarme un poco en compensación.

—Es verdad. Ya hace demasiado frío, así que nosotros nos iremos primero —menciona levantándose—. Vámonos, extra.

Baja la intensidad de las vibraciones por suerte. Suspiré profundo y me despedí de los otros mientras me levantaba sujetándome del brazo de Katsuki para no caer, tragué con dificultad mientras sentía un par de gotas que chorreaban por mis muslos bajo la falda de mi vestido, las limpié rozando mis muslos con disimulo. Sin embargo, Katsuki aumenta de nuevo las vibraciones consiguiendo que me tambaleara y me aferrase a su brazo.

—¡K..Katsuki...! —murmuré apenas audible en un reclamo por esto.

—Que torpe eres, extra. Apenas sabes caminar —dice en lo alto para distraer a los demás.

—L..Lo siento —fue mi respuesta mientras intentaba seguirle el paso.

Katsuki sonríe y apaga el vibrador de repente. Suspiré aliviada, pero él jala de mí hacia una tienda a un lado.

—Necesitamos un par de cosas —comenta—. Espero no te moleste esta parada.

Negué con la cabeza y nos dispusimos a mirar el lugar en busca de lo que él creía que necesitábamos. Pronto me había olvidado del asunto del vibrador, me puse a revisar algunos dulces junto a una mujer que estaba a lado.

—¡A..Ah...! —cubrí mi boca de inmediato dejando caer las cosas. La mujer a mi lado me mira como si fuera una loca mientras yo trataba de disculparme—. Lo siento mucho...

Volteé a ver a Katsuki quien sonríe de lado con malicia y aumenta las vibraciones haciéndome estremecer levemente. Agarré lo que se me había caído con esfuerzo mientras sentía que iba a venirme en cualquier momento hasta que se detuvo. Suspiré y dejé lo que quería en el pequeño carrito que habíamos agarrado.

—Basta, aquí no... —pedí en murmullo—. Joder, eso ha sido vergonzoso.

—Eso ha sido divertido —responde riendo—. Vamos, hay que pagar.

Toma mi mano y nos dirigimos a la caja. Fui pasando las cosas cuando vi que Katsuki agarraba cinco cajas de condones y las colocaba en la cinta, lo miré sorprendida por ser un sinvergüenza. Miré a la chica quien también nos observa con sorpresa, pero sonríe con complicidad y se dedica a pasar las cajas de condones. Katsuki me había dado su tarjeta, por lo que estaba pagando con esta cuando me retorcí por las fuertes y repentinas vibraciones.

—¡Hmg...!

—¿Se encuentra bien, señorita? —pregunta la cajera.

—S..Sí. ¡Sí! —traté de calmarme—. Solo cóbreme, por favor.

—De acuerdo.

Katsuki ríe por lo bajo. Pagué las cosas y él agarró las bolsas para salir del local, fuimos rápidamente hacia nuestro departamento, el cual no estaba tan lejos de aquí por suerte. Subimos al ascensor junto a una mujer mayor y otra pareja más. Miré a Katsuki y negué con la cabeza al ver sus intensiones.

—No lo hagas —dije casi inaudible.

—No me des órdenes, extra.

Y apenas lo dice, enciende el vibrador en lo máximo que daba hasta llegar a mi orgasmo finalmente. Me dejé caer sobre él con mi cuerpo temblando y dejando salir un gemido en alto que incomodó a los demás.

—Que juventud tan irrespetuosa. Debería darles vergüenza —comenta la mujer mayor justo al salir del ascensor.

La otra pareja estaba sonrojada y salieron igual de avergonzados. Nosotros esperamos a subir al último piso cuando las puertas se abrieron y Katsuki me empujó dentro de nuestro apartamento. Dejó las cosas en la sala y me llevó hasta la habitación rápidamente. Caí sobre la cama aún temblando y respirando agitada, Katsuki ríe y levanta mi falda además de bajar mis bragas mojadas para ver el vibrador, el cual era un consolador que además de meterse en mi vagina, también tenía un pedazo que se metía en mi recto.

—Has aguantado mejor de lo que creí —menciona sacándolo de mí.

—J..Joder... —solté por lo sensible que estaba.

Él me hace acostarme sobre mi espalda y baja el escote de mi vestido junto a mi brasier hasta dejar ver las pinzas que tenía sujetando mis pezones. También los quita y los acaricia.

—Estos siguen muy duros, veo que te has excitado bastante —menciona viendo mis pezones antes de meter uno en su boca.

Su mano se desliza hasta mi intimidad y la acaricia hasta hacerme temblar de nuevo. Muerde mi pezón y se separa para colocarse entre mis piernas, rebusca entre los cajones de la mesita de noche y saca las bolas chinas, empieza a introducir desde las más pequeñas en mi orificio más apretado y simula embestidas jugando con los diferentes tamaños de las bolas, apreté las mantas por la sensación hasta que metió hasta la última de ellas.

Agarra un consolador y lo enciende, comenzando a frotar mi intimidad con este para estimularme de nuevo.

—Nhg... Kats... —jadeé.

Él introdujo el consolador dentro de mí con la vibración y el movimiento de penetración encendidos. Me estremecí y gemí, pero más fue el placer cuando él metió su miembro en mi vagina junto al consolador, consiguiendo una doble penetración.

—¡Oh...! ¡Mhg!

Empezó a mover sus caderas, sus jadeos se hicieron escuchar al disfrutar igual de las vibraciones del consolador contra su miembro. Empieza a empujar con más fuerza cada vez, sujetando mi cintura para que acompañe sus movimientos con los míos. Me arqueé por el placer, él agarró uno de los sancionadores y lo colocó en mi pezón.

—¡Katsuki...! ¡Joder...! —tragué con dificultad mientras no podía dejar de retorcerme, en verdad estaba volviéndome loca.

Tan imposible fue contenerme y me corrí en un squirt que lo hizo disfrutar. No se detuvo, adoraba mi sensibilidad tras un orgasmo, pues no podía ni controlar el volumen de mi voz que aumentaba más y más como sus embestidas.

—¡A..Ah! ¡Katsuki... por favor! ¡No resisto, para! —pedí, pero él sabe que no quería que se detuviera realmente.

—Ja... Ni tú te crees eso, extra —responde inclinándose sobre mí hasta alcanzar mis labios.

Me besa mientras embiste, con una mano agarra las bolas chinas y comienza a moverlas provocándome aún más. Ya ni siquiera podía mantener mi vista, mis ojos se blanquean y la saliva cae por mis labios. Él adora verme así, pues le impulsa a correrse finalmente.

Sale de mí y se quita el condón mientras yo seguía temblando con el consolador y las bolas chinas dentro de mí. Katsuki me mira y me quita las bolas primero, luego agarra el consolador y me embiste con este.

—¡Mhg!

—Deberías verte ahora. Te ves tan hermosa, extra.

Saca aquel aparato y lo apaga. Jadeé sin aire y sin fuerzas para moverme, él besa mis labios una vez más antes de agarrar sus cosas e ir al baño.

Adoro cuando hace esto.

30 Days of Smut Challenge || Katsuki Bakugo ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora