Capítulo 14

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Mi nombre es Nik

Hola, mi nombre es Nikolai, aunque prefiero que me llamen Nik, Nik a secas, siempre me han gustado los apodos cortos, soy así, me gustan los detalles simples, pero con un gran valor sentimental, por qué lo que realmente importa se encuentra en lo que hayas sentido, todas esas experiencias vividas, nada material, porque, que yo sepa, a la tumba no te vas a llevar todo tu dinero, ni joyas, ni coches súper deportivos como los que salen en las revistas, sino todo aquello que te ha hecho sonreír, llorar, gritar, saltar, querer, amar, todo lo que se encuentra en nosotros mismos.

Desde pequeño soñé con hacer una gran vuelta al mundo, viajar de un país a otro, ver el cielo en la otra punta del mundo, y por supuesto, bañarme en una playa, con arena, mucha arena, y poder hacer grandes castillos de arena, como los que le gustaban a Mathy.

Siempre me sentí solo, mis padres me abandonaron cuando nací, y, estuve dando saltos de una casa de acogida a otra, sin encontrar un hogar ni una familia permanente.

Nunca tuve muchos amigos, es más, me atrevería a decir que nunca tuve ninguno, pero entonces conocí a Helen, en el instituto, teníamos mucho en común, y, quien diría que alguien querría hablar con él chico que se sentaba en la última fila de la clase, concretamente en una esquina, solitaria, silenciosa, inanimada.

Me llamó bastante la atención el hecho de que ella también quería viajar, fue como encontrar a una compañera de viaje, o, mejor dicho, una amiga, mi única amiga.

Gracias a Helen, poco a poco aprendí a sonreír, y me fui soltando con el paso del tiempo, y entonces, la vida comenzó a brillar un poco más, con un poco más de fuerza y ánimo, haciéndome sentir más querido de lo que estaba acostumbrado.

Pero ocurrió algo inesperado, me enamoré de ella, de su sonrisa, de su carisma, de su forma de ser, de su belleza, de su corazón, del azul de sus ojos...de todo, me gustaba todo de ella, absolutamente todo.

Lo estuve ocultando, durante años y años, mi autoestima por aquella época estaba un poco lo que viene siendo rozando el suelo, y pensaba que, nadie me querría, por qué no lo merezco, ya que ni mis padres quisieron darme su amor.

Tiempo después, Helen y yo prometimos hacer una vuelta al mundo cuando fuéramos adultos.

Pero, años después otra familia me acogió, lo único malo es que vivían en la capital de Noruega, y me tuve que ir, con el corazón encogido, porque, no sabría cuando sería la última vez que volvería a ver a Helen.

Y me marché.

Su hermano pequeño enfermó.

Y todo lo que parecía estar bien se torció de nuevo.

Pero después, muchos años más tarde, volví, por ella. Sinceramente, pensé que no volvería a verla, ya que soñaba con viajar a lo grande, por todo el mundo, y creía que no se encontraría en el país.

Antes de ella, conocí a Zack, nunca me contó mucho sobre él, pero por su forma de ser se notaba que había sufrido bastante en la vida, más que yo, me atrevería a decir.

Nos hicimos grandes amigos, él no tenía a nadie, ni yo tampoco, así que solo nos quedaba respaldarnos el uno con el otro, y así fue como nos convertimos en mejores amigos, o, incluso, en hermanos.

Más tarde, por suerte, la encontré, pero estaba distinta, ya no era como antes, ya no sonreía ni nada, sino que estaba totalmente apagada, destrozada, rota, como un corazón de cristal, sensible y delicado.

Ella me había ayudado a volver a sonreír, ahora me tocaba a mí devolverle la sonrisa.

Cuando la besé, realmente sabía que me rechazaría, aunque no me lo llegara a decir, lo sabía, porque noté cómo miraba a Zack, y como él la miraba a ella, no era una mirada cualquiera, sino una especial.

Pero, aunque nunca pudiéramos ser algo más que mejores amigos, quiero que quede claro que su amistad y todo lo que me aportó mientras estuve a su lado fue como haber estado en el cielo.

Su amistad es un gran tesoro, y tiene un gran valor, así que, no penséis que me entristece no haber sido algo más para ella, al contrario, me alegro de haber sido su mejor amigo, no puedo estar más agradecido con la vida por haberla puesto en mi camino, Helen.

Y, ¿creías que me iba a ir dejándote sola? Jamás haría eso, Helen, te dejo a una gran persona a tu lado, estoy hablando nada más y nada menos de Zack.

Quizás no haya cumplido mi promesa, pero tú la puedes cumplir por mi, viaja, disfruta, ríe, llora, siente, vive, y rodéate de personas buenas, como lo es Zack.

Ah, y que no se me olvide, encuentra al tal Aksel y cumple con la última voluntad de tu hermano pequeño, Mathy.

Tendría que haber prestado más atención a la carretera, pero hay errores que no se pueden enmendar.

Espero haberte servido de ayuda, Helen. Te quiero, ahora, y siempre.

Mi nombre era Nikolai, aunque prefería que me llamasen Nik.

No muy lejos de las vías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora