El cielo azul acompañado por los intensos rayos del Sol impacta contra nosotros, pero de forma cálida y agradable.
-Bien, no te muevas -. Añado, mientras le echo una foto a Helen en la Fontana Di Trevi -. Ya está. Sales preciosa, Helencita.
-Gracias, cariño -. Me responde, mientras, abre la aplicación de la cámara -. Ahora una tú y yo -. Estira el brazo para hacer un selfie.
-¿No es más fácil si os la hago yo? -Añade Ethan, mientras se come un helado que acaba de comprar en una heladería muy cercana a la increíble fuente.
-También es verdad -. Río, y Helen también, y entonces le da su móvil.
-A ver, sonreír -. Añade, en un tono animado.
Le doy un beso en la mejilla a Helen, para que este beso sea infinito y no se acabe nunca. Así, este momento será eterno.
Ella está feliz, y eso es lo que más me alegra en el mundo. Si ella está bien, yo también lo estoy.
A veces las personas cometemos errores, y puede que en alguno de ellos les hagamos daño sin querer a otras personas. Aún tengo la espina clavada en el corazón de cuando desenterré la llave en aquel campo de lirios antes que Helen, o cuando quité la foto de la última página del diario de Mathy, obviamente todo lo anterior mencionado ya lo sabe Helen, pero aún así, aunque ella sonría nunca me lo perdonaré.
Pero bueno, lo importante de todo esto es que ahora somos felices, como nunca lo habíamos sido. Ahora el aire huele a ilusión, y el cielo tiene más estrellas que nunca cuando es de noche.
Me siento muy afortunado de tenerla en mi vida, gracias a ella he aprendido a ser yo mismo, y eso es increíble. Aunque no use mi verdadero nombre, estoy feliz de poder mostrarme tal y como soy.
Ahora estamos haciendo la famosa vuelta al mundo con la que Nik y Helen soñaban desde que eran adolescentes, por ahora llevamos solo Estados Unidos, Alemania, España e Italia. Nuestro próximo destino será Francia, país que a Nik le encantaba. Pero aunque llevemos pocos, no se trata de recorrer el camino rápido, sino de disfrutar cada paso que das.
-¿Zack? -Añade Helen, sacándome de mi pensamiento -. Grabame tirando una moneda a la fuente, la tradición dice que sí la tiro y pido un deseo este se cumplirá -. Me sonríe, llena de felicidad e ilusión.
-Claro qué sí, chica dulce -. Comienzo a grabar, mirándola, embobado y perdido en su hermosa mirada.
Te quiero, no, perdón, no te quiero.
Te amo, Helen.
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No muy lejos de las vías
RomanceHelen ha vivido siempre cerca de las vías, por lo tanto, sabe de primera mano que la tristeza y la alegría viajan juntas en el mismo vagón, sin importar las diferencias que haya entre ellas. Desde la muerte de su hermano menor, la vida de Helen se d...