Pulsera
Dos meses.
Han pasado dos putos meses.
Dos meses desde que Nik se fue, joder...¿tanto hace desde que lo ví sonreír por última vez?
Cada vez que lo recuerdo siento un gran peso en mi corazón. Espero que algún día pueda sonreír al recordarlo.
De repente, salgo de mi pensamiento y vuelvo al mundo real, dándome cuenta de cómo la brisa golpea mi rostro y mis cabellos, mientras, no aparto la mirada del triste y nostálgico paisaje. Acto seguido, cojo aire, todo el que puedo, para después soltarlo lentamente.
Hoy es el día.
El día en el que iré al programa.
–¿Helen? –Añade Zack, apareciendo detrás mía –. Me giro, y no puedo evitar sonreír ante lo que lleva consigo –. Para la más preciosa del mundo –. Me da un ramo de flores de todos los colores.
–¡Zack! –Reacciono, emocionada –. Muchas gracias...son preciosas...
–Gracias no, dame un beso –. Sonríe, divertido. Sabía desde un principio que no iba a ir a comprar algo de beber.
Me acerco lentamente a él y lo beso, de forma tierna y transparente, mientras el pone sus manos en mi cintura y me corresponde dicho afecto cariñoso.
–Y...¿a qué se debe esto? –Añado una vez terminado el beso.
–¿Tiene que haber un motivo? ¿Un día especial o algo así? –Chasquea la lengua y niega con la cabeza, irónico –. Todos los días a tu lado son especiales, Helen.
–Ya veo –. Le sonrío con ternura –. Eres un amor.
–Gracias, me lo dicen muchas –. Sonríe.
–Te acabas de cargar el momento romántico, imbécil –. Suspiro.
–Era broma, Helen. Solo quería romper el hielo –. Añade.
–¿Romper el hielo?
–Sí, te noto preocupada, y sé por lo que es –. Me acerca a él, y me mira con sus ojos acaramelados, penetrantes y profundos.
Cada día que pasa me doy cuenta de que Zack me conoce más que yo a mí misma.
–Puede ser...estoy nerviosa... –Añado.
–Es normal que estés nerviosa, pero cuando lo estés, recuerda, yo te estaré apoyando desde el público –. Me sonríe y rodea suavemente mi cintura con su brazo –. No te quiero meter prisa, pero tenemos que irnos, Helen. Si no, no llegaremos a tiempo.
–Tienes razón –. Suspiro, con mi corazón queriendo salir del pecho.
Estamos en la capital, llegamos ayer por la noche. Vinimos en el tren, fue un viaje tranquilo, ya que no tuve que madrugar mucho, debido a que vivo al lado de la estación.
El programa comienza en quince minutos, y estamos aquí sentados en el banco de un pequeño parque de la ciudad, aunque no está muy lejos del plató.
–Helen, tranquila... –Se apoya sobre mi hombro –...todo va a salir bien, confía en mí.
–Sí tu lo dices está bien –. Río, y acto seguido le doy un tierno beso en los labios.
Aunque nunca me haya parado a mencionarlo, tengo que decir que desde que Zack y yo somos pareja siento que todo ha mejorado. Llevamos poco tiempo, solo dos meses, pero, cuando pienso en él no puedo evitar sonreír. Me ha devuelto la sonrisa, no en toda su esencia, pero al menos algo de ella.
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No muy lejos de las vías
RomanceHelen ha vivido siempre cerca de las vías, por lo tanto, sabe de primera mano que la tristeza y la alegría viajan juntas en el mismo vagón, sin importar las diferencias que haya entre ellas. Desde la muerte de su hermano menor, la vida de Helen se d...