Capítulo 19

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Cuando mires al cielo tendrás un amigo a tu lado

Atención a todos los pasajeros, el vuelo con destino Oslo - Estados Unidos embarcará en diez minutos –. Añade la megafonía del aeropuerto.

Suspiro, intentando expulsar de mi corazón todo el dolor que me atormenta mediante la capacidad de respirar. Ahora mismo siento como si me pesase expirar e inspirar.

Y no puedo dejar de pensar en Zack.

Cuando terminó de contarme su verdadero pasado, tuvimos una gran discusión, pero, ¿qué queríais que hiciera? ¿Que me quedara callada o lo perdonara?

Joder...lo quiero, realmente quiero estar con él, pero no puedo perdonar lo que me ha hecho, me ha estado haciendo perder el tiempo...

Ahora mismo no tengo ganas de nada, pero creo que el cambio de aires me vendrá bien. Svalbard está cubierta de demasiada nostalgia y tristeza, necesito irme.

Le pregunté a Ethan que si quería venir, pero prefirió quedarse en casa, aunque no me inquieta dejarlo en Svalbard, porque ya está bien, más o menos. Al menos ya sonríe y ha vuelto a tocar la guitarra, lo cual me hace feliz.

Bueno, sin las dilación me levanto del asiento, y junto a mi mochila y mi billete de embarque, me dirijo hacia donde supuestamente está mi avión.

Camino por el aeropuerto, pensando en lo mucho que Nik hubiera deseado estar ahora mismo de viaje conmigo.

Observo el inmenso lugar, hay niños, niñas, jóvenes, adultos, ancianos...etc

Esta variedad de edades me demuestra que viajar no tiene edad.

También veo a una pareja de la mano en la fila de embarque, y algo en mi corazón se retuerce de dolor.

Entonces pienso en lo poco que le importaba a Zack, cuando parece que se ha olvidado de mí.

Me voy acercando a la fila, pero entonces escucho que alguien grita mi nombre de forma desesperada en la lejanía. Me giro rápidamente, y entonces lo veo.

El chico caramelo.

–¡Helen! Joder...por fin te encuentro. No sabes todo lo que he tenido que hacer para que me dejaran pasar... –. Me mira, con la respiración agitada y los ojos llorosos y enrojecidos. Ha estado llorando.

–¿Qué quieres, Zack? Creo que ya estaba todo hablado –. Añado, de forma cortante, y me duele porque sigo queriéndolo.

–Vengo a despedirte...parece que estás muy decidida de que quieres acabar con nosotros, con lo nuestro –. Desvía la mirada, y supongo que es porque se están empezando a formar lágrimas en su mirada.

–¿Qué esperas? Me has estado mintiendo durante todo este tiempo, y encima con algo que sabías que era muy importante para mí... –. Lo miro –. Confié en ti, lo hice, Zack. Pero creo que ese es mi defecto, o al menos uno de ellos, que siempre confío en las personas equivocadas –. Siento como esa última frase le duele y le ataca como un arma directa a su corazón.

–Helen...yo no te lo conté porque no quería decepcionarte –.

–¿Decepcionarme? ¿Por qué me iba a decepcionar? –Confusa.

–¿No es obvio? Una mierda de persona lleva el gran corazón de tu hermano, ¿de verdad crees que lo merezco? –. Agacha la cabeza, y entonces imagino que sus lágrimas están empezando a luchar por salir y a continuación deslizarse sobre su rostro.

–Eres una buena persona, Zack. No hay por qué decepcionarse, fuiste la única persona junto a tu hermano que estuvisteis día tras día con él. Te doy las gracias por eso... –. Empiezan a salirme algunas lágrimas.

–Helen...porfavor... –. Me coje la mano, suavemente, y acto seguido me mira, con los ojos llenos de lágrimas –...quédate conmigo o vayamos juntos, pero no me hagas esto, te amo, joder...

–Tu no me amas, tu me quieres –. Añado –. ¿Qué haces cuando quieres una flor? La arrancas, pero, en cambio, ¿qué haces cuando amas a una flor? La riegas día tras día –. Le suelto la mano con todo el dolor de mi corazón –. Si de verdad me amas deberías dejarme ir, Zack...

–¡Joder! –Comienza a llorar, ahora sí de verdad –. ¿Pero cómo quieres que te deje ir?

Atención a todos los pasajeros, el vuelo con destino Oslo - Estados Unidos embarcará en cinco minutos –. Añade la megafonía del aeropuerto.

–Tengo que irme o perderé el vuelo... –Lo miro, también llorando –. Pero, antes...tengo que decirte algo, Aksel –. Suspiro, nunca pensé que algún día llegaría este momento –. Cuando mires al cielo tendrás un amigo a tu lado.

–¿Qué? –Me mira, incrédulo.

–Esa es la frase que Mathy quería que te transmitiera.

–No puede ser, esa frase me la dijo antes de morir. No tiene sentido, ¿por qué querría hacer que me dijeras algo que él ya me dijo? –Se seca las lágrimas aunque es en vano, ya que siguen saliendo.

–¡Yo que sé! No entiendo por qué todo tiene que ser una incógnita con vosotros... –Suspiro.

–¿Vosotros? –.

–Si, con Mathy y contigo –.

–Creo que sé por qué quería que me dijeras algo que él ya me dijo, Helen –. Me mira, con los ojos llorosos y con sinceridad.

–¿Por qué? –.

–Por qué Mathy en realidad no quería que me dijeras nada, quería que nos conociéramos –. Se toca la nuca, algo nervioso –. Antes de morir, aparte de esa frase, me dijo: ¿Sabes? Eres muy parecido a Helen, espero que os conozcáis algún día.

Y en ese momento entiendo todo, mi hermano pequeño lo que quería conseguir con esto era que conociera a Zack, por qué el sabía que, aunque la vida no le permitió a Zack brillar mucho, Mathy sabía que Zack era como un Sol en un mundo en el que solo existe la Luna.

Pero el Sol, a pesar de su inmenso brillo, también se eclipsa a veces.

Atención a todos los pasajeros, el vuelo con destino Oslo - Estados Unidos embarcará en un minuto –. Añade la megafonía del aeropuerto.

–Zack, debo irme –. Entonces, me pilla de sorpresa, pero justo cuando termino la frase Zack me abraza, con fuerza y cariño.

–Joder...no hagas esto más difícil... –Le correspondo el abrazo, y comienzo a llorar.

–Helen, me quieres, es una tontería querer terminar con alguien al que amas, quédate y compramos billetes para los dos, por favor...

–Te quiero, pero no puedo estar con alguien que me ha ocultado algo tan grande –. A veces las almas gemelas no están destinadas a estar juntas –. Y a veces no se basta con decirle a alguien te quiero, sino demostrarlo.

Y me duele decir eso porque me lo ha demostrado día tras día, pero no con esta mentira.

–Adiós, Zack –. Añado.

–¿Te volveré a ver algún día? –Me mira, con la mirada desesperanzada y llena de lágrimas.

–No se sabe, la vida da muchas vueltas –. Comienzo a caminar, sintiendo un gran nudo en la garganta, que tiene pinta que no se va a desatar en un largo tiempo.

Joder...duele tanto separarse de alguien a quien amas, pero no puedo permitir que vuelvan a fallarme, y no puedo perdonar algo como eso.

Con paso acelerado, consigo llegar y le doy mi billete de embarque a un señor que se encarga de dicho trabajo, y acto seguido, entro en el avión.

No muy lejos de las vías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora