Corazones de Cristal Ⓓ

Capítulo 10.

10 | MOTIVOS.

Ahí estábamos parados frente a todo el pueblo.

Al momento en que yo di un paso al frente para ser voluntario, vi a otros más hacerlo. Entre ellos estaba Sarah. Entendía su posición. Necesitaba el dinero para ayudar a su madre. Ella estaba a mi lado y me dio un apretón.

—Agradecemos a los voluntarios —dijo Astor y comenzó a aplaudir. Los ciudadanos lo hicieron también, por presión.

Nos pasaron unos pergaminos en los que había toda la información sobre la aventura. Era un tipo de contrato en el que cada uno aclaraba que no fue por fuerza externa, sino de forma personal. Decía que conocíamos los riesgos y que, en caso de no regresar con vida, no se recurrirían legalmente contra el rey.

Ah, si moríamos, nuestros familiares serían recomenzados de forma monetaria de por vida. Algo bueno, por lo menos.

Astor me llamó y me tendió un bolígrafo para que fuera el primero en firmar. Tuve que tragar con fuerza antes de acercarme. Todos me miraban. Seguro que pensaban que lo hacía por el dinero, por la codicia de seguir acumulando riquezas. Pensaban que mis padres no estaban arruinados económicamente. Pero la verdadera razón era que quería demostrar que tenía un valor.

Puede sonar como una mierda. No me importa. Necesitaba demostrar que era capaz de hacer grandes cosas. Quería demostrarles a mis padres que podía ser su orgullo. Quería que, si encontrábamos a Henry, tuviera que disculparse al dudar de mis capacidades. Quería ser alguien. Así que no dudé en firmar ese pergamino.

Después me pasaron una bolsa que contenía dos uniformes que utilizaríamos durante el viaje.

—¿Por qué te ofreciste como voluntario? —me preguntó Sarah después de que ella pasara a firmar—. No me digas.

Se tapó la boca con la mano.

—¿Qué?

—Lo haces para rescatar a Arcadio. —Sus palabras me descolocaron y tuve que parpadear para reacomodar mi mente—. Eso sería lo más romántico que alguien podría hacer por la persona que ama.

Iba a contradecirla, pero no pude. En mi mente sonaba estúpida mi verdadera razón. Así que solo sonreí.

—Supongo que no puedo dejarlo por ahí —dije.

—Dios, Arin y yo pensaba que habías perdido el romanticismo. —Ella hizo una mueca—. Pensé que tenías algo con Thomas, los había visto muy juntos en los últimos días.

—No me digas que tú también. —Tuve que rodar los ojos porque ya estaba cansado de ese tema—. Primero Luca lo insinúa y ahora tú, no por favor. Con él no hay nada y nunca lo habrá. Punto.

—Para mí hacían bonita pareja.

—Lo dejo claro, no quiero relacionarme con nadie ahora, tengo la mente enfocada en otras cosas y Thomas no es una de ella. —Tal vez lo dije muy agresivo por ella tuvo que dar unos pasos atrás y levantar las manos en defensa—. Lo siento, es solo que estoy abrumado. ¿Leíste que el pergamino decía que podríamos morir?