13 | LA CASA EN EL BOSQUE
Las primeras semanas lejos de casa nos golpeó fuerte. No me acostumbraba a tener que ir al baño con miedo de que apareciera un animal a devorarme o bañarme entre tantos hombres. Era un poco incómodo todo. Pero eso era lo de menos, lo que en verdad me afectaba era estar lejos de mi familia.
Me di cuenta de que quería escuchar aquellos golpecitos en mi puerta para que bajara a comer, o ver por la ventana a mis padres entre los campos, o tener un techo para la lluvia, o una cobija para el frío. La ausencia de esos pequeños detalles son los que en verdad hacen extrañar un lugar.
Estábamos ahí, esperando la cena.
—Estoy muerto de cansancio —dijo Luca. Estaba acostado y tenía los ojos cerrados. El cabello rojo le había comenzado a crecer y él estaba contento por ello—. Siento que no hemos progresado.
—Es verdad —dije—. ¿Han dicho algo en las reuniones o seguimos buscando a ciegas?
Él se incorporó.
—No estamos a ciegas. —Sacó un cofrecito de su maleta, lo puso en su mano y, cuando lo abrió, se desplegó un mapa con relieve—. Estamos descartando las zonas en las que ya hemos buscado.
—¿Algún avance?
—No. —Dejó salir un suspiro—. Solo quieren encontrar a los enemigos y acabar con ellos. No lo sé, me siento como un tonto allá adentro, todos opinan y yo estoy en un rincón callado.
—Yo creo que lo estás haciendo bien. —Él abrió los ojos para encontrase con los míos y darme una sonrisa—. Además, si tienes una idea deberías decirles, después de todo tu padre te dejó a cargo.
—Ya lo sé y eso es lo que más pesa porque no soy como él.
—¿Quién dijo que deberías serlo? —Él apretó los labios y desvió la mirada—. Yo sé que no quieres tomar su lugar, Luca, y estoy seguro de que harías bien seguir tu propio criterio.
Él volvió a cerrar los ojos.
—¿Has sabido algo de su estado de salud?
—Se supone que hoy traerán noticias...
En ese instante se escuchó un murmullo afuera. Sabíamos que eran los guardias que habían ido hasta el pueblo por provisiones. También eran los mismos que llevaban noticias del padre de Luca, por eso nos pusimos de pie. De algún modo, yo esperaba una carta de mi mamá. Sabía que no era del todo posible, era complicado que alguien accediera a traerla. Sin embargo, no perdía la esperanza.
El sol ya estaba poniéndose y ya se sentía el olor de la comida de esa noche. Pero todos dejaron sus labores para acercarse a oír las novedades del pueblo.
—Ha habido nuevos ataques —dijo Astor a penas se bajó del caballo. Por la multitud recorrió un pequeño murmullo—. Se han perdido nuevos campos de cultivos.
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Corazones de Cristal Ⓓ
FantasyEn el bosque prohibido, descubrir a un chico peligroso puede llevarte a un destino inesperado: enamorarte de él. 🍃🍃🍃 𝑪𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍 En el Reino Ters, el bosque es t...