Capítulo 16.

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16 | LA TIENDA

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16 | LA TIENDA.

No fue fácil disimular que habíamos estado juntos. Todos en el campamento ya estaban en sus labores, había risas y algarabía. Todo volvía a la normalidad. Sarah también andaba por ahí. Supuse que ya estaba mejor después de todo.

Sin embargo, a Luca no le hizo gracia cuando llegué junto con Thomas. Era como si presintiera lo que yo sentía. Yo juré que no me involucraría con Thomas y ahí estaba.

—¿Nos vemos en la noche? —le dije y él asintió—. Puedes venir a mi tienda.

—Listo, te veo luego —dijo

Me acerqué a Luca. Yo sabía que él solo se ponía así porque quería cuidarme, pero yo tampoco lo había esperado. Para mí era tan raro como para él. Y qué mierda, no podía negar que Thomas era alguien fácil de querer.

—Mira, Luca...

—Tranquilo —me dijo mientras ponía una de sus manos sobre mi hombro—, ya estás grande y sabrás lo que haces. Pero que conste que te advertí: Thomas es de los que juegan y se van.

Y no dije nada. ¿Cómo iba a rebatir eso si ni siquiera conocía bien a Thomas? Así que mejor opté por cambiar de tema.

—¿Cómo ha ido la reunión con la Minotauros?

—Perfecto, se ha hecho una alianza. Así que esperamos tener avances muy pronto. —Él me tomó del brazo con delicadeza—. Además, alguien encontró una camisa que era de Henry cerca de aquí.

—¿Qué?

—Se supone que no están lejos entonces.

Por un momento, había olvidado por completo la desaparición de Henry. Pero ahora aún me preguntaba si estaba vivo. ¿Qué haría si lo encontraba? ¿En qué condiciones lo haría? Pero más importante, ¿por qué se lo llevaron a él?

Me pasé toda la tarde con eso en la cabeza. Así que agradecí que Thomas fuera hasta esa pequeña tienda que hice solo para mí y mi privacidad.

Yo ya estaba tumbado en la colchoneta dentro de la tienda cuando él llegó de bañarse del río. Se había cambiado y solo entrar sentí ese olor a jabón de avena.

—¿Qué es lo que tanto ves? —preguntó Thomas al sentarse a mi lado.

Yo aparté la vista de él y de su cabello. Es que odiaba admitir que envidiaba lo sedoso que se le veía. Intenté volver la mirada a la libreta en la que solo había estado haciendo líneas sin sentido.

—Solo estaba pensando. Que si hubieras estudiado normal, sin saltarte un año, tú y yo nunca nos hubiéramos conocido. —Vi que él apretaba los labios—. Me gusta pensar que, de alguna forma lo hubiéramos hecho. En fin, no conozco mucho sobre tu vida. ¿Cómo eras tú cuando estabas en La Academia?

—Se puede decir "una rata de biblioteca".

—No te lo creo.

—¿Qué? —Volvió a soltar una sonrisa nerviosa y yo tuve que empujarlo en el hombro—. No estoy mintiendo. Solía ser el primero en todo. Me gustaba ser el mejor en todo.

Corazones de Cristal ⒹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora