Capítulo 19.

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19 | EL MAPA

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19 | EL MAPA

Cuando estábamos frente a los Equus, Sarah no podía ni moverse, parecía como si se hubiera quedado tan sorprendida que se le dificultaba hasta abrir la boca. No sabía si era un error mío habérselos presentado, pero quería que ambos fuéramos reconocidos para el reino, en especial para la Guardia Real.

Era consciente de que Sarah quería ser una guerrera, y yo solo quería subir de rango. Tal vez era nuestra única oportunidad para demostrar que validamos la pena.

—No tengas miedo, por lo general son inofensivos.

—¿Por lo general? —Yo me acerqué lo suficiente para tocar la melena de uno. Este me olfateo por un instante, y luego siguió en lo suyo. Al ver esto, Sarah tuvo más valor para acercarse—. Deben medir como lo doble de un caballo normal. Y son... —Acarició la melena del mismo que yo estaba tocando—... son bellísimos.

Sus melenas eran vegetaciones cubiertas de flores que les daba la posibilidad de camuflarse en su entorno.

—¿Cómo los conociste y exactamente cómo funcionan?

—Es una larga historia que es mejor que me ahorre. Por el momento, debemos ir al campamento vecino. —Le di un par de palmadas al caballo y este se arrodilló para que fuera más fácil subirme sobre él y le extendí la mano—. Para que veas cómo funcionan, debo mostrarte.

Ella tomó mi mano y subió atrás de mí. El caballo se levantó y comenzó a caminar mientras comía piedras del suelo. Le acaricié la crin y le susurré al oído: "Llévame al campamento de ayer".

Levantó su cabeza y comenzó a correr.

—Son demasiado veloces, el triple de un caballo normal, lo que nos permitirá llegar a cualquier lugar en un segundo.

Íbamos demasiado rápido que ella tuvo que aferrarse a mi cintura. Y yo la entendía, también me había sucedido la primera vez que hice eso. Sin embargo, un instante después, ella sonrió.

—¡Eso fue increíble! —dijo, levantando sus manos al aire—. ¿Cómo es posible que no hubieras contado de esto?

—Sí, bueno, de eso también quería hablar. Espero que no se lo cuentes a nadie más.

—¿Por qué? Sería un gran apoyo para la Guardia Real. En especial ahora que estamos pasando por una crisis. Nos serviría para ayudar a proteger a nuestras familias y a nuestros hogares.

—Si están en el bosque es por algo. Para que nadie los moleste. No quiero que los sometan y priven de su libertad.

—Pero tú los estás utilizando para tu beneficio.

—Ya lo sé. —El Equus seguía corriendo a través del bosque. De pronto me di cuenta de que ya no estábamos en un lugar conocido. Eso era bueno, porque quería decir que me entendió de a dónde le pedí que nos llevara—. Y no debería hacerlo. Esta es la última vez que lo haré. Pero quiero que me prometas que tú no le dirás a nadie que estás criaturas existen.

Corazones de Cristal ⒹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora