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El ambiente en la cena era tenso, como casi siempre que había algo que resolver en esa mesa. Hongjoong esperaba que terminara pronto porque nunca se acostumbraría a esas situaciones. La vida con sus padres nunca había sido la mejor, pero en los últimos meses, compartir la mesa en paz se había vuelto un martirio.

—Entonces, planeamos que nos acompañes y, por favor, preséntate adecuadamente ante estas familias. Nunca se sabe qué podría pasar—mencionó su madre, mirando a su esposo, quien asintió mientras llevaba los cubiertos a su boca.

Hongjoong quería ignorar la estúpida propuesta, así que la pasó por alto y siguió con su cena, erguido, con los hombros caídos y los codos lejos de la mesa, porque eso no era parte de la educación y modales.

—¡¿Me estás escuchando, Kim Hongjoong?!—la mujer alzó la voz, y el hombre a su lado dirigió una mirada severa a su hijo.

—Te escuché, madre—respondió Hongjoong, con un tono del que inmediatamente se arrepintió, porque sabía que se avecinaba un enfrentamiento.

—¡Cuida ese tono, muchacho!—el hombre se limpió las comisuras con rabia y arrugó la servilleta de tela en sus manos—. ¿O es que acaso tienes una mejor propuesta para una novia ideal?—al ver que Hongjoong no respondía, continuó—. Lo imaginaba, nunca eres bueno eligiendo a tus "muchachitas". Estamos hartos de tus juegos de adolescentes y ya te lo dejamos pasar. No serás joven para siempre, así que elige bien con quién te vas a asociar en el futuro... y no nos decepciones.

Hongjoong no levantó la vista y siguió hurgando su comida, aunque había perdido el apetito. Sus padres formaban parte de una sociedad comanditaria por acciones, una sociedad de carácter mercantil cuyo capital social estaba dividido en acciones, formada por las aportaciones de los socios. Ese puesto debía ser heredado, y el futuro puesto era legítimamente de Hongjoong. Toda su vida había escuchado que debía ser el mejor para asumir esa responsabilidad, pero no importaba cuánto lo intentara, nunca era suficiente para sus padres. Una de sus mayores preocupaciones era que Hongjoong debería interesarse en lo básico: estar al tanto de las acciones de las familias de todo Corea y perseguirlas para hacerlas parte de esa sociedad mercantil. Hongjoong necesitaría obtener un lote inmenso dado por la familia de su futura esposa para que las riquezas de los Kim sobrevivieran por más tiempo, y según sus padres una mujer que no le de problema, maleable, que lo único que digan de ella sean puros halagos.

Era una decisión precipitada, pero sus padres estaban obsesionados con ese tema desde que le habían hecho cortar con su última novia, argumentando que la chica era un don nadie que solo era un peso muerto que tenía que cargar. Era impensable que su hijo estuviera con una chica interesada en ser escritora. Hongjoong había pasado meses mal por esa ruptura y, como un hijo rebelde, se encargó de ignorar a todas las chicas que sus padres le presentaban en eventos sociales.

—Dudo que Hongjoong tenga una opción; la última...—su madre bufó—. Parecía tener objetivos tan vagos como ella.

Ese comentario hirió a Hongjoong. Sabía que sus padres lo decían para que no olvidara esa lección. Algo que era muy frecuente, hacerle recordar lo que hace mal para que no lo olvide.

—¿Cómo tendría una oportunidad de buscar a alguien? Ustedes mismos me cambiaron a una escuela donde solo estudiamos chicos, todo para que no volviera a importunar con otra chica que a USTEDES no les parezca.

—¡Es suficiente!—el hombre golpeó la mesa y miró con rabia a su hijo—. No le hables así a tu madre. Retírate, no tienes derecho a compartir la mesa.

El joven se levantó casi de inmediato, hizo una inclinación hacia ambos y susurró:

—Igual perdí el apetito, llenándome con tantas palabras egoístas.

Be my Girlfriend! | HongHwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora