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Seonghwa se despidió de Yunho, con quien nuevamente había llegado a la escuela, acordando verse en el almuerzo. Se acercó a su casillero, buscando su libro para la primera clase, mientras los sonidos habituales de la escuela llenaban el aire: estudiantes charlando, casilleros abriéndose y cerrándose, y el eco de pasos apresurados en el pasillo, se sumaban a conversaciones sobre cómo Yunho era la imagen del sitio web de su escuela para nuevas inscripciones. Yunho le había dicho que no era la gran cosa, que en primera instancia ni siquiera sabía para qué lo habían llamado.

En esos momentos, Seonghwa se preguntaba si hubiera sido capaz de conseguir amigos por si solo; casi siempre escuchaba entre murmullos cómo hablaban sobre algo que sus amigos hacían, pero nunca escuchaba algo sobre él. A veces le preocupaba ser tan desapercibido por su timidez. Sintió una presencia familiar y giró la cabeza, viendo a Hongjoong acercarse con una sonrisa cálida y una botella de leche de fresa en la mano.

—¡Buenos días, Seonghwa! ¿Dormiste bien? —preguntó Hongjoong.

Seonghwa, sonriendo y cerrando su casillero, se volvió hacia Hongjoong.

—Sí, bastante bien, aunque siendo lunes es desagradable despertar. Por suerte, Yunho me trajo con él o habría llegado tarde.

Hongjoong asintió, su expresión traviesa de la broma de que el contrario llega tarde siempre, mientras observaba a Seonghwa.

—Te doy la razón, por eso te compré esto —dijo Hongjoong, entregándole la botella—. Pensé que una leche de fresa te alegraría la mañana.

—¡Wah!, gracias —dijo Seonghwa viendo la botella con ternura, sorprendido de que Hongjoong hubiera prestado atención a lo mucho que le gustaba.

Los dos se quedaron en un cómodo silencio por un momento, disfrutando de la bebida y la compañía del otro. A su alrededor, los estudiantes se preparaban para el inicio de las clases, algunos riendo y otros apresurándose para no llegar tarde. Hongjoong, con una expresión pensativa mientras metía sus cosas en su mochila, decidió mencionar algo que lo había estado inquietando.

—Por cierto, anoche noté que eliminaste un mensaje en nuestra conversación. ¿Qué era?

Seonghwa sintió su corazón acelerarse ligeramente y trató de mantener la calma. Esbozó una sonrisa despreocupada.

—Oh, eso. Solo era algo sin importancia. Quería decirte que descansaras bien, pero sonaba redundante, así que lo borré.

Hongjoong frunció el ceño, claramente no convencido, pero decidió no presionar más. Se dio cuenta de que si Seonghwa no estaba listo para compartir lo que sea, no lo obligaría.

—Entiendo. Solo me dio curiosidad. Pero, si alguna vez quieres decirme algo, no lo dudes—dijo Hongjoong, cerrando su casillero y colocando su mochila al hombro.

Seonghwa, sintiéndose un poco culpable por no tener el valor de decir la verdad, pero también aliviado, asintió.

—Lo sé, Hongjoong. Te preocupas por nada —dijo rodando los ojos.

El timbre de la escuela sonó, indicando el inicio de las clases. Los estudiantes comenzaron a moverse más rápido, y el bullicio en el pasillo aumentó. Hongjoong sonrió y, con un gesto amistoso apenas rozó sus dedos con los de Seonghwa, para indicar moverse

—Vamos, se nos hace tarde para la clase.

Seonghwa asintió, y ambos se dirigieron al aula con una mezcla de emociones y pensamientos corriendo por sus mentes. Al entrar al aula, encontraron sus asientos y se prepararon para la primera clase del día. Por suerte, las exposiciones en clase distrajeron a ambos, haciendo que las horas pasaran volando.

Be my Girlfriend! | HongHwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora