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De alguna manera, caminar de noche les hacía sentirse más libres, como si la luna decidiera cuando iluminarlos y ocultarlos del mundo. Caminaban uno junto al otro, con las manos entrelazadas, hablando de forma tranquila, llenos de una calma reconfortante. El silencio de las calles les daba un respiro tras el enfrentamiento reciente, y Hongjoong sentía como el peso en su pecho se aligeraba con cada paso que daba al lado de Seonghwa.

Seonghwa comentó que su madre había preguntado si ambos eran novios. Hongjoong, curioso y nervioso, pareció interesarse. Seonghwa explicó que últimamente había estado hablando mucho con su madre y también con su hermana, pero aún no compartía tal suceso porque no estaba seguro si él estaría cómodo. Su madre parecía ser más cuidadosa con las palabras, y a veces le preguntaba directamente si algo le molestaba. Seonghwa sonreía con satisfacción al decir que, aunque su madre a veces se veía abrumada, estaba haciendo un esfuerzo. Hongjoong asintió, reconociendo el mérito de ese esfuerzo y mostrándose agradecido que el hogar de Seonghwa tenga poder de diálogo.

Después de esa conversación, ambos llegaron a las afueras del hogar de Seonghwa, sin prisa, ya que era fin de semana.

—¿Te gustaría pasar? —preguntó Seonghwa suavemente cuando llegaron frente a su casa. Hongjoong lo miró, sorprendido—. Es tarde, y no quiero que vuelvas solo a casa a estas horas.

Hongjoong dudó un momento, pero la idea de pasar más tiempo con Seonghwa en un ambiente seguro lo convenció. Además, no le apetecía la idea de volver a casa después de aquella desastrosa cena.

—¿Estás seguro? —sus ojos buscaron los de Seonghwa—. Me encantaría quedarme si no hay ningún problema

—Te estoy invitando, Hongjoong. Por su puesto que no hay problema... ven—dijo jalando la mano del contrario

Ambos entraron a la casa de Seonghwa con cuidado, intentando no hacer ruido. El ambiente era acogedor, y una sensación de hogar les dio la bienvenida. Solo algunas luces estaban encendidas, lo que llevó a Seonghwa a suponer que su madre ya estaba dormida, probablemente agotada por la semana laboral. Sonrió aliviado de no tener que enfrentar esa conversación aún. No esa noche, cuando ambos estaban tan cansados emocionalmente. Subieron juntos a la habitación de Seonghwa, y cuando Hongjoong cruzó la puerta, la familiaridad estuvo ahí.

La habitación de Seonghwa estaba tan pulcra como siempre. Todo estaba en su lugar, excepto en el escritorio, donde, entre libros cuidadosamente ordenados y decoraciones sencillas, había objetos que Hongjoong le había regalado a Seonghwa en los últimos meses. Una pequeña figura de estrella que compró para él, la pulsera del concierto al que habían asistido juntos, y cartas que Hongjoong había dejado en su casillero, todas tenían su propio lugar. Incluso aquellas figuras de papel que Hongjoong había hecho en clase para matar el tiempo; estaban cuidadosamente puestas en el escritorio. Seonghwa notó la mirada de Hongjoong y sonrió, un leve rubor cubriendo sus mejillas.

—Decidí organizar mi espacio... y esas cosas son importantes para mí —dijo con una voz suave—. Me hacen sentir bien.

Hongjoong sintió un nudo en la garganta al ver lo significativas que eran todas esas cosas para Seonghwa. No había sido consciente de cuánto valoraba Seonghwa esos pequeños gestos, y eso lo puso nervioso. No era un nerviosismo incómodo, sino una mezcla de sorpresa y gratitud. Ver cómo Seonghwa lo valoraba, cómo lo amaba a través de esos detalles, le hizo darse cuenta de lo profundo que era lo que compartían.

—Es... es mucho —murmuró Hongjoong, con la voz ligeramente temblorosa mientras pasaba la mano por los objetos—. No me había dado cuenta de cuánto significaban estas cosas para ti—sus dedos se detuvieron en el dragón de origami que contenía los errores de una tarea.

Be my Girlfriend! | HongHwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora