Capítulo 15: Calendarios

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Gracias por seguir leyendo corazones :)

CALENDARIOS

El domingo fue un día tranquilo, preparé todo lo que pensaba que podía necesitar el lunes.
Libreta, muchos bolígrafos, chicles, agua, los libros y por último una postal de Viaje a la Luna que mi madre me había comprado en su viaje a Francia.

Todos en el piso estábamos tomando fuerzas para el día siguiente. Como la calma antes de la tormenta, una tormenta bonita en este caso.

Pasamos el día en el apartamento, reunidos, tumbados en los sofás. Jeremiah contaba chistes, Tess acurrucada junto a Luca no paraba de removerse pensando en cosas que se le pudiera haber olvidado guardar, Tina cantaba (era la menos nerviosa de todo el piso y aún así no podía ocultar lo emocionada que estaba) y Celian se pasó para traernos comida y saludar a Jer.

Y antes de que pudiéramos darnos cuenta eran las doce de la noche y todos nos fuimos a la cama para no pegar ojo.

Me desperté a las seis y media y apenas había dormido tres horas pero nunca en mi vida me había sentido tan despierto.
Me duché y me vestí con mis mejores galas (unos pantalones cargo y una camiseta de Kill Bill) intentando no hacer ruido. Pero en la cocina había alguien. Cantando. Obviamente Tina.

-¿Café?

Asentí y ella me devolvió una taza a rebosar de café, leche y azúcar. Antes de llegar allí no había bebido café en mi vida, ahora no podía dejarlo.

Llevaba una blusa bordada preciosa y unos pantalones vaqueros. Toda ella era alegre. Me resultaba fascinante como podía sonreír todo el día.

-¿Estás nerviosa?

-No- soltó una melódica carcajada- no hay que estar nervioso por las cosas de la vida... The future is not us to see.

No pude evitar sonreír. Ojalá yo tuviera esa filosofía.

-¿Está muy lejos la Escuela de Manhattan?

-Un poco, a una hora en metro.

Wow eso era mucha distancia, en realidad serían como unas dos horas andando. Era una locura.

-Está bastante lejos Tina. Entiendo que Jer y tú sois inseparables pero ¿no sería más fácil buscar otro apartamento más cerca?

El rostro de Tina se ensombreció. Había tocado una fibra sensible pero no sabía exactamente como.

Ella me miró tranquila y seriamente a los ojos.

-Jer parece una persona abierta y expresiva y muy confiada, pero en el fondo es un niño asustado. Yo lo conozco y sé por lo que ha pasado. Su padre no le habla desde hace dos años porque Jer le dijo abiertamente que era bi y cuando tenía diecisiete años tuvo problemas con las drogas y ha necesitado cuatro intentos de rehabilitación para dejarlo definitivamente. No es ni de lejos el chico despreocupado que se ve de fuera y no quiero decir que me necesite pero quiero estar con él porque si me voy no querrá molestar cuando tenga problemas, como hace siempre, y él a estado siempre para mí, se merece que alguien se haga cargo de él después de dar tanto por los demás.

-No me lo podía ni imaginar. Tina, tienes un corazón de oro. Espero que Jer pueda llegar a confiar en mí también porque lo ayudaría en todo lo que pudiera. Al fin y al cabo le debo estar aquí hoy y no estar trabajando en una heladería de Massachussets.

Miré el reloj eran casi las siete y cuarto y tenía que estar en la academia a las ocho.

-Ojalá pudiera acompañarte hasta tu escuela pero tengo que irme ya.

El rastro de seriedad se borró de su cara y me sonrió.

-Entonces la que puede acompañarte soy yo, voy a por la chaqueta.

Tardamos media hora en llegar hasta la NYFA y estuvimos hablando todo el rato. Era muy agradable conversar con ella. Me sentía muy a gusto y antes de que pudiera darme cuenta ya le estaba contando mi vida entera y los problemas que estaba teniendo con Tania, la cual llevaba sin responderme desde el viernes a pesar de que le había escrito más de seis veces, y con Ben que si me respondía era con "sí", "no" y "jajajajaja".

Y al fin llegué.

Estaba delante de la NYFA e iba a entrar dentro por primera vez.

Estaba a un paso de cumplir mi mayor sueño.

Le di un beso en la mejilla a Tina a modo de despedida y me fui dirigente hacia la puerta de entrada.

-¡Suerte!- escuché que gritaba antes de irse.

-¡Gracias!

Siempre nos quedará NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora