Capítulo 38: Fin de la tortura

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FIN DE LA TORTURA

Durante los siguientes días nos fuimos intercambiando para estar con Jer y que no estuviera solo y por si ocurría algún imprevisto y así estar al tanto de todo.

Era miércoles y me tocaba a mi pasar el día con él, después de la universidad cogí el metro y fui hacia el hospital, cuando entré en su habitación estaba despierto y viendo un programa en la televisión.

- Hola Jer, ¿cómo estás? - dije mientras me dirigía al sofá que había en frente de su cama.

- Bien, bastante aburrido pero así es la vida en el hospital.

- Sí, la verdad es que tiene pinta de querer salir corriendo pero ya el viernes, si todo va bien, podrás volver a casa con todo el caos - le dije en un intento de broma y sorprendentemente se rió.

- Por mucho caos que haya, lo prefiero mil veces antes que estar en una cama tumbado sin nada más que hacer que ver la tele y la cara de las enfermeras, ya hasta me sé sus nombres.

- Jajajaja, allí se te hecha de menos también, no somos los mismos sin tus chistes malos.

- Son buenísimos, admítelo - me dijo con una sonrisa en la cara. Últimamente se le veía más animado que antes puesto que todo estaba yendo muy bien.

- Sí, sí, lo que tú digas - le dije riéndome.

- Bueno cuéntame cómo os va a ti y a Tina - me dijo interrumpiendo mis pensamientos.

- Emm, bien bien, seguimos como antes con nuestras cosas y eso - no sabía qué decirle y tampoco quería especificar por si no estaba al tanto de lo de amigos con derecho.

- Ajá, te refieres a lo de ''amigos'' con derecho.

Me quedé pálido, no tenía ni idea de que Tina se lo había dicho pero ahora pensándolo bien tiene sentido, Jer es su mejor amigo, claro que se lo había dicho.

- Austin, ¿estás bien? Te veo pálido - me hizo señal para que saliera del shock.

- Sí, sí, solo que creí que no lo sabías, Tina no me comentó nada.

- ¿Por qué crees que Tina llegó tarde el día que estuvo en el hospital? Fui su terapeuta pero sin cobrar, debería de haberlo hecho después de todo lo que me soltó, sinceramente ya me olía algo pero no estuve seguro hasta que ella me lo afirmó y no estoy en contra ni mucho menos pero creo que hay algo más que lo de ''amigos.

Jer era más listo de lo que creía, aún estando en el hospital sabía lo que ocurría hasta dentro de mi cabeza.

- A ver, sí pero no. Somos amigos y nos lo pasamos bien juntos pero Tina puso una condición y por mucho que me duela la voy a cumplir por respeto a ella.

- ¿Cuál es?

- No enamorarse, prohibido porque eso complica demasiado las cosas, eso es lo que me dijo.

- Ajá, pero eso lo dijo porque le daba miedo que solo fuera ella la que se estaba enamorando y después le hicieras daño, se intentaba proteger pero creo que la ha cagado más. Ahora la pregunta es ¿tú también te estás enamorando?

Yo creo que ese día no sobreviviría a tantas noticias.

- Sí, claro que sí. Desde antes hace bastante, solo que no quería decir nada porque creía que ella solo me veía con un amigo más - dije sorprendido.

- Pues estabais bastante confundidos, pero aquí estoy yo para arreglar las cosas antes de que se tuerzan, ¡Jer al rescate! - dijo riéndose y yo me uní a él, era inevitable.

- Austin, ¿qué haces aquí? ¿A qué estás esperando? Sé que soy irresistible pero corre y dile a Tina lo que sientes antes de que sea demasiado tarde, ¡corre, corre!

Me levanté y salí corriendo hacia la puerta después de darles las gracias, no me entraba en la cabeza como aún en el hospital y después de dos operaciones se seguía preocupando más por los demás que por él mismo pero le estaría agradecido de por vida.

Siempre nos quedará NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora