Capítulo 22: Fiebre de domingo noche

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FIEBRE DE DOMINGO NOCHE

Tina acortó todavía más la distancia entre nosotros mientras seguíamos bailando. Yo miré al frente y me dejé llevar por la música.
Hasta que bajé la mirada de nuevo y me quedé clavando en esos ojos que pronto después me demostrarían tantas cosas sin necesidad de las palabras.
Y lo entendí todo. Yo también le gustaba a Tina.
Ella era guapa, inteligente y culta. Y yo le gustaba. Yo.

Junté su frente con la mía. Después su nariz con la mía. Subió su mano hasta mi mejillas y sin poder aguantarme más, la besé. La besé de una manera bruta y deseosa.

Sentí todo el calor de su cuerpo junto a mí. Me separé de ella y la besé de nuevo. Esta vez más lentamente y con demasiada lujuria que creo que hasta ella se dio cuenta pero no paró. Empecé a bajar las manos por su espalda, hasta que llegué a la curvatura entre su espalda y sus glúteos. Esto era justo lo que necesitaba. Olvidarme de todo y disfrutar con alguien que también lo hacía conmigo.

Ella puso sus manos en mi nuca y me acerco para estar más cerca suya.

Nos separamos pero seguimos con nuestros cuerpos juntos y con su frente pegada a la mía.

La miré de nuevo y ví que tenía los ojos vidriosos. No entendía nada. Creí que eso era lo que quería.

-Austin, tú me gustas. De verdad. Pero no soy el segundo plato de nadie. Ahora mismo no sé si me besas por despecho o por amor. No puedo estar segura. No estoy enfadada contigo pero no quiero que después de esta noche te levantes mañana y pienses que fue un error. Dejémoslo aquí. Si me quieres me gustaría que fuera por quien soy, no por que yo te quiera.

Lo entendía, yo estaba confundido. No quería hacerle daño, ni confundirla.

-Lo siento Tina.

-A todos nos han roto el corazón alguna vez.

Tina se alejó hacia donde estaba Jer pidiendo copas. Dejándome en medio de la pista. Demasiado confundido como para darme cuenta de que en realidad no la había besado por despecho sino porque realmente me gustaba.

Me acerqué a la otra barra.

-Lo más fuerte que haya.

El resto de lo que pasó esa noche lo olvidé. Lo siguiente que recuerdo es levantarme para ir a la academia con un dolor de cabeza impresionante.

A la hora de la comida encontré una botella con un líquido de un color espantoso con una nota de Jeremiah que decía. "Menuda juerga, esto para la resaca. Nos vemos después de terminar las clases, tenemos que hablar".

Efectivamente cuando salí vi a Jer, impecablemente vestido apoyado en una farola esperándome. No había ni rastro de resaca en él.

-¿Un café? Invito yo.

-Claro, gracias.

Mientras íbamos hacia la cafetería me estuvo hablando de sus clases y de la universidad pero yo sabía que no me había ido a buscar para contarme nada de eso. Quería hablar sobre lo ocurrido la noche anterior y no se si estaba preparado para afrontar aquella conversación. Necesitaría más de un café.

Siempre nos quedará NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora