Capitulo 7

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Cassie

Los ladridos de Manchas provocan que despierte. ¿Que hago en el sofá y no en la cama? Al enderezarme me percato de que estaba recostada en el hombro de Charles, y que él aún seguía dormido con la cabeza echada hacia atrás a pesar de los ruidos.

– ¡Manchas! niño malo– susurro hacia mi mascota cuando veo que deja de ladrar.

Regreso mi mirada hacia Charles mordiendo mi labio inferior. Los recuerdos de anoche me invaden, pienso en su repentino alago sobre volver a verme, en cómo se alegraba de haberme ayudado y en que no se arrepiente de haber visto la peor versión de mi misma... Además recuerdo que nos quedamos hablando por horas y mirando la tv hasta que el sueño nos venza. Fue todo tan agradable pero no puedo, no puedo empezar a sentir cosas por él, no después de...

El ruido de la puerta interrumpe mis pensamientos, y de nuevo Manchas retoma sus ladridos.

– Si que tienes el sueño profundo– digo en un susurro que nunca oirá Charles ahogando una risa mientras me pongo de pie evitando despertarlo.

Me paso la mano por los ojos para despertarme más y observo por el lente de la puerta que se trataba de Isabel y Juliette, con una bolsa de Starbucks en la mano.

– Carajo– susurro, primero viendo que no me cambie de ropa y luego viendo a Charles dormido en el sofá.

Conociéndolas van a empezar a unir cabos y a armarse una película que nunca pasó. Esta vez sí que debería despertarlo. Me acerco a él y le toco el hombro con cuidado, nada, opto por ser un poco más brusca, nada... entonces sacudo su brazo aprovechando para sentir sus músculos, y de repente despierta con una mirada confusa hasta que me encuentra con la mirada.

–¿ Cassie que?... Ahh, nos quedamos dormidos.

– Si... y acaban de llegar mis dos amigas chismosas, para sumar al dolor de cuello.

Él ríe.

–Menos mal que es domingo, iban a matarme si me hubiese quedado dormido para ir al trabajo– dice poniéndose de pie y girando su cuello en los dos sentidos.

Me había contado sobre su trabajo como yo del mío anoche en nuestra larga conversación, y también hablamos sobre nuestras familias y entorno de amigos. No pase por alto que él no mencionó nada de sus padres.

– Podría ofrecerles una remodelación de un espacio gratis, si hubiesen amenazado con matarte.

– Lo tendré en cuenta querida arquitecta– afirma haciendo un gesto como si fuese su general.

Abro la puerta sonriente y ahogo una risa al ver como a Juliette se le cae la bolsa al suelo al percatarse de la presencia de Charles en mi sala.

– Buenos días, yo ya me iba.

– Si, claro –agrega en tono amargo Isabel, alzo una ceja.

– Adiós Cassie, esto definitivamente debe volver a repetirse– dice guiñándome un ojo, ruedo los ojos al percatarme de que quiere que Juliette y Isabel piensen que tuvimos sexo.

– Adiós.

Cierro la puerta y no pasan más de cinco segundos antes de oír los gritos de ambas.

–¡¿Con que "definitivamente debe volver a repetirse"?!, ¡eres mi heroina! –grita Juliette tomándome del brazo.

–¿ Y como estuvo?– pregunta Isabel.

Volver a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora