Capitulo 23

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Llegamos a la parte de la película en la que Harry Potter es atravesado por el colmillo de basilisco en la segunda entrega de la saga.

– No tiene sentido, he visto estas películas tantas veces como para no notar que hubo un error cinematográfico...

– ¿Y cual es el error, Steven Spielberg?– le pregunto entre risas al ver su ceño fruncido.

– Si resulta ser que Harry es un horocrux de Voldemort, y los horocruxes se destruyen con el colmillo de basilisco o la espada de gryffindor... ¿como no murió Harry ahí?

– Por que lo cura el llanto del fénix.

– Sigue sin tener sentido y lo sabes.

– Solo sé que te ves hermoso– le susurro antes de besarlo.

Estábamos recostados en el sofá con Manchas en nuestros pies. Charles sonríe y se coloca encima de mi.

– Tu eres la más hermosa de esta relación– susurra antes de comenzar a besarme en los labios y el cuello.

– No lo creo...– susurro en medio de un beso.

Seguimos besándonos olvidándonos por completo de la película. La calentura iba aumentando en el ambiente hasta que oímos que alguien toca timbre en la puerta.

– Debería...

– No tu no te vas, que esperen– me interrumpe tomándome de los hombros contra el sofá para que no me mueva, acto seguido se quita la camiseta provocando que la calentura entre mis piernas aumente y un suspiro de deseo se escape de mis labios.

Acaricia mis curvas por debajo del vestido de seda descendiendo hasta llegar a mi tanga y meter sus dedos en ella encontrando mi punto más excitante. Charles tapa mis labios para que quien sea que esté del otro lado de la puerta no me oiga gemir, me excito más al ver como sonríe por verme en este estado y noto su bulto duro contra mi pierna. Lo tomo del cuello para acercarlo a mi y besarlo con desesperación, solo se separa de mi para sacar un condón de sus pantalones y bajarse los mismos para colocárselo, los dos ya estábamos en el  clímax perfecto para que se meta en mi.

– No... tu solo quédate sentado– digo mientras engancho mis piernas en sus muslos para girarlo y que quede sentado en el sofá conmigo encima.

Tomo su miembro en mi mano para acomodarme sobre el. Sonrío con la boca entreabierta al ver como abre sus labios y escapa un gemido de placer echando su cabeza hacia atrás cuando comienzo a moverme aferrada a sus hombros. Charles coloca sus manos en mis nalgas hundiendo sus dedos en mi piel.

– Mierda Cass, me vuelves...loco– susurra tomando mi rostro y besándome con pasión.

Sus manos bajan por mi cuello hasta posicionarse en mis senos para apretarlos, en ese momento el timbre de la entrada vuelve a sonar.

– ¡Que no hay nadie!– le grita Charles a la puerta.

Acelero hasta llegar al extasis con un grito, al mismo tiempo que él. Nos abrazamos y besamos brevemente, completamente relajados y con la respiración acelerada. Me pongo de pie y me peino como si no acabara de tener relaciones sexuales y no estuviera demasiado mojada y con las piernas temblando. Sonrío más de lo normal cuando abro la puerta y me encuentro con mi hermano con los oídos tapados y una bolsa con sushi dentro en su antebrazo. El calor sube por mis mejillas por la vergüenza de lo que acaba de escuchar.

– Hola Jer...– susurro saludándolo con la mano.

– Hasta que me abres, lávate las manos por favor– me suplica pasando por mi lado y dejando la comida sobre la barra de la cocina– Charles, ¿como estas?

Ahogo una risa al ver como aún seguía ajustando su cinturón caminando en dirección a mi hermano.

– ¡Quieto! Lávate las manos tu también.

Ambos nos dirigimos al baño con las mejillas rojas por la vergüenza.

– Hay cosas peores– susurra Charles.

Entonces lo recuerdo. ¿Debería..?

– Oye... no se si es el momento adecuado pero... deja de juntarte con Walt, ¿si?

Él me mira con las cejas alzadas y los labios entre abiertos.

–¿ Por que lo dices, te ha dicho algo?– pregunta con velocidad colocando su mano sobre la mía.

– Es...– recuerdo como me hablo para que lo deje a Charles, como puso su mano sobre mi rodilla, y como lo vi amistoso con Elliot– he visto muchas actitudes feas de él, no merece ser tu amigo Charles.

– ¿Que actitudes feas?

Me rasco el cuello con expresión disgustada antes de volver a hablar:

– Quiso darme razones para que te deje.

Su rostro se ensombreció, como si la ira se apoderara de todo su cuerpo. Noto como aprieta sus puños a ambos lados de su cuerpo, y como se tensa su mandíbula.

–¿ Que?

No sabía que decirle. Su respiración se vuelve más pesada y su mandíbula se contrae aún más.

– Debo irme– susurra antes de salir echo una furia a toda velocidad.

–¿ Charles? ¡Charles! – grito intentando seguirlo para que se calme.

– Lo lamento Jeremy, debo irme.

– ¿Que..?– pregunta mi hermano, pero el fuerte golpe de la puerta que acaba de dar Charles lo interrumpe.

– Carajo...– susurro petrificada en medio de la sala.

Mi hermano se aproxima a mi lado y pone una mano en mi hombro.

–¿ Quieres que vaya por él?

– No, déjalo. Estaba echo una furia... y con razón.

–¿ Discutieron?

– No, solo que se enteró de algo de un amigo suyo.

En ese momento oigo un grito lejano. Corro hacia el balcón y miro hacia abajo para ver cómo Charles da un golpe al aire antes de subirse a su motocicleta y irse a toda velocidad.

Vaya lío arme por abrir mi puta boca.

– Ven hermana, distráete comiendo conmigo... mañana regreso a Argentina– dice mi hermano llevándome dentro.

– ¿En serio, ya terminaron tus vacaciones?

Él asiente algo triste. Mientras saca los palos chinos para comer el sushi.

– Así es, tendré comida riquísima y un empleo estable otra vez... pero me perderé de agradables momentos, como escuchar a mi hermana gemir tras la puerta.

Le doy un golpe en el codo rodando los ojos.

– Bueno, hagamos que sea memorable, llamaré a mamá y papa para que vengan.

Busco sus contactos para llamarlos. Sin poder sacar de mi cabeza que es lo que estará haciendo mi novio con Walt...

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