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Era obvio que no fui con Lando, solo me hice bolita y me puse a llorar. No sé qué hice para que se molestara tanto. O sea, sí me fui sin despedirme, pero tampoco es para tanto, él sabía lo nerviosa que estaba por este viaje, básicamente por toda la situación. Eran aproximadamente las 2 de la mañana, tal vez él no vale la pena como decía Sabrina. El hecho de que a él no le importara mi viaje, ni mucho menos todo esto que le he platicado, y que lo único que le importe es si yo estoy lejos para revolcarme con quien se me ponga enfrente... nunca le he dado razones para que piense eso de mí y mucho menos lo he intentado para que ahora me lo mencione. Le escribí a Sabrina porque no sabía a quién más escribirle, ya que mi mamá realmente lo quería. Decía que era muy apuesto y que es el novio ideal porque con ella enfrente era otra persona, pero conmigo era una basura de persona. Estoy segura de que si lo termino, él iría a decirle a mi madre para que me diga que volvamos porque él es bueno y no sé cuánta cosa. Digo, ya lo hizo una vez y no dudo que lo haga de nuevo.Él nunca estuvo de acuerdo con que yo compitiera ni mucho menos con que yo fuera piloto. Solo fingía que me apoyaba enfrente de mi madre, pero cuando estábamos solos y peleábamos, que era muy frecuente, él siempre me hacía menos diciendo que nunca llegaría a nada y que me inscribiera a la universidad de una vez por todas. Pero es que él no entendía... y sigue sin entender por qué me esfuerzo tanto para conseguir esto que está pasando. Él finge ser un gran apoyo solo si está mi madre o, en dado caso, Sabrina, pero a él no le agrada. Dice que ella es una perra chismosa. Muchas veces le he dicho que ella no tiene nada que ver y él se molesta más... Sabrina me responde casi al instante los mensajes y mi celular vuelve a sonar, pero esta vez era Sabrina.

—A ver, Lou, no estés llorando por ese tipo. Términalo e ignora a tu mamá. Él no te puede amenazar con eso y mucho menos decir que no importa lo que te esté pasando, ¡que es increíble! Él es un patán y es un imbécil, escoria, basura humana, etc., como para que te esté tratando así. Estás en un momento de tu vida increíble y él no puede desanimarte, ¿entendido? —me dice y yo niego con la cabeza.

—Es que no sé por qué se molestó tanto... —le digo y ella niega con la cabeza—. En serio, no le hice nada malo y sé que estoy lejos, pero tampoco es para que me mencione que no me revuelque con alguien... —le digo y sigo llorando porque, aparte de que me dijo que yo no importaba, me da mucho más dolor que piense que yo vengo a divertirme y no a trabajar.

—Lousie, él es un tarado de verdad, términalo. Ve todo lo que te está causando ese engendro... —me dice y yo solo asiento con la cabeza—. Me voy a quedar contigo hasta que te duermas, ¿okey? —me dice ella y yo asiento, pongo a cargar el celular y lo pongo en la mesa de noche—. Te voy a platicar cómo estuvo mi primer parcial... —me dice y yo le digo que sí—. Estuvo horrible, de verdad, es lo peor. Literal no le deseo esto ni a mi peor, peor, peor enemigo, es horrendo. Sentí que no sabía nada. ¿¡YO!? ¿¡NO SABER NADA!? Claro que no —dice ella ofendida. Al parecer el parcial sí venía feo—. En serio, no sé quién hizo estos exámenes, pero que ojalá le pase algo en las próximas 24 horas —dice ella manifestando con las manos juntas como si estuviera rezando—. Están súper rebuscados —me dice súper indignada. Sabrina siguió hablando de lo que estaba estudiando, pero yo me quedé dormida.

Me desperté porque alguien tocaba mi puerta y no dejaba de tocar, como si hubiera agarrado un ritmo. Me revolví en las sábanas para no escuchar, pero seguían tocando, así que no me quedó de otra más que abrir. Era Lando.

—Hola, ¿estás lista? —me le quedé viendo y él me ve—. Creo que no... —dice él viendo mi pijama—. ¿Vengo en un rato más? —me pregunta y yo asentí.

Cerré la puerta y me di un baño. Me vestí con un pantalón holgado de mezclilla, con el que parecía que iba a barrer los pasillos del hotel y de donde fuéramos. En la parte de arriba me puse un top negro con una camisa de mangas, pero anudándola de enfrente para que se vea mejor. Me arreglé el cabello y me maquillé un poco, casi nada, un poco de rubor, iluminador, rímel y lip gloss. En eso vuelven a tocar la puerta y abro. Era Lando de nuevo.

Las noches que la prensa no ve (Charles Leclerc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora