Capítulo 12

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Después de dejar atrás el campamento anterior y a Val Ortiz, Riley estaba decidida a aprovechar al máximo esta nueva oportunidad. El nuevo entorno le ofrecía la posibilidad de centrarse en su entrenamiento y encontrar la claridad que tanto buscaba.

**Desde la perspectiva de Riley:**

Me desperté temprano, me vestí con mi ropa de entrenamiento y me dirigió al comedor para el desayuno.

Observó a los nuevos campistas a su alrededor, todos con rostros desconocidos pero con la misma pasión por el hockey.

Senti una extraña mezcla de ansiedad y emoción al pensar en las nuevas experiencias que la esperaban.

Después del desayuno, los campistas se dirigieron a la pista de hielo.

El nuevo campamento estaba equipado con instalaciones de primera clase, y la pista de hielo era impresionante.

Me calzó los patines y ajustó mi equipo, lista para enfrentar el primer entrenamiento del día.

Los entrenadores eran amables y profesionales, y se aseguraron de que todos se sintieran bienvenidos y preparados.

El entrenamiento comenzó con ejercicios de calentamiento.

Me concentre en cada movimiento, tratando de bloquear cualquier pensamiento que no estuviera relacionado con el hockey.

A medida que el entrenamiento avanzaba, notó que los ejercicios eran más desafiantes que los del campamento anterior, lo que le dio una sensación de emoción y reto.

Durante una pausa, uno de los entrenadores, la señora Selia Thompson, se acercó a Riley.

—Riley, veo que tienes mucho potencial. Tu técnica es impresionante, pero quiero ver cómo manejas la presión en situaciones de juego real — dijo la entrenadora Selia con una sonrisa alentadora.

Asenti, agradecida por la retroalimentación.

— Gracias, entrenadora, estoy lista para cualquier desafío.

La entrenadora Selia organizó una serie de simulacros de juego para evaluar a los campistas, fui asignada a un equipo y me preparó para demostrar mis habilidades.

A medida que el juego comenzaba, sentí la adrenalina y la emoción recorrer mi cuerpo.

Utilizó todo lo que había aprendido hasta ahora y me esfuerzo por liderar a mi equipo con confianza.

El juego fue intenso y competitivo, destaque en varias jugadas, mostrando su rapidez y agilidad en el hielo.

Sus compañeros de equipo la apoyaron y juntos lograron varias jugadas impresionantes.

Al final del simulacro, mi equipo salió victorioso, y me senti llena de orgullo y satisfacción.

Después del entrenamiento, me reuni con algunos de los otros campistas en el comedor para el almuerzo.

Aunque los rostros eran nuevos, todos compartían la misma pasión por el hockey, lo que me facilitó las conversaciones y la formación de nuevas amistades.

Me senti aceptada y valorada, lo que me dio una sensación de pertenencia en mi nuevo entorno.

Uno de los campistas, Jake, se sentó junto a Riley y comenzaron a hablar sobre sus experiencias en el hockey.

—He oído que vienes de un campamento muy prestigioso. Debe haber sido una gran experiencia — dijo Jake con curiosidad.

Sonrió, recordando los buenos momentos y los desafíos que enfrente en mi antiguo campamento.

Amor en la Pista de Hielo // Riley Anderson x Val Ortiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora