Tsunade y Shizune caminaban por el bullicioso mercado de Konoha, buscando una tienda de mascotas recomendada por Sakura. La brisa primaveral jugueteaba con sus cabellos mientras entraban en la pequeña tienda decorada con colores brillantes y el cálido aroma de comida para animales.
Dentro, se encontraron con estanterías llenas de juguetes, camas y una variedad de correas y collares para mascotas. Tsunade, siempre decidida, fue directamente hacia la sección de correas, mientras Shizune admiraba los pequeños cachorros en los cercos.
—¿Qué te parece este perrito, Tsunade-sama? —preguntó Shizune, sosteniendo en sus brazos a un pequeño cachorro blanco con manchas negras.
Tsunade, con una sonrisa, acarició al cachorro y asintió con la cabeza. —Es perfecto, Shizune. Creo que nos lo llevaremos.
Mientras Shizune pagaba por el cachorro, Tsunade se detuvo frente a una gran correa de cuero resistente. La sostuvo en sus manos, inspeccionando la calidad del material con interés.
—¿Tsunade-sama? ¿Para qué es esa correa? —preguntó Shizune, curiosa, mientras se acercaba a su amiga.
-No es para el perrito
Shizune se ruborizó levemente al captar la insinuación de Tsunade. Era un comentario atrevido, pero típico de la personalidad directa y audaz de Tsunade. Sin embargo, en lugar de sorprenderse, Shizune sintió una chispa de emoción recorrer su cuerpo.
Miró a Tsunade con ojos brillantes, preguntándose qué más podría estar insinuando su amante.
—Oh, ¿y para quién sería entonces? —preguntó Shizune, juguetonamente.
Tsunade se acercó más a Shizune, su mirada intensa y llena de deseo. Tomó la correa y la pasó entre sus manos con un movimiento deliberado, asegurándose de la resistencia de la cadena.
—Creo que sería perfecta para alguien que necesita un recordatorio de quién está a cargo —dijo Tsunade con voz suave y sugerente.
Shizune inhaló profundamente, sintiendo el pulso acelerado por la sugerencia de Tsunade. No era la primera vez que Tsunade mostraba su lado dominante y protector hacia ella, pero siempre lograba encender una llama de deseo en su corazón.
—¿Y quién podría ser esa persona afortunada? —preguntó Shizune, con una sonrisa juguetona.
Tsunade se acercó aún más, susurrandole al oído de Shizune con un tono íntimo:—Quizás alguien que esté dispuesta a dejarse llevar y disfrutar del paseo.
—Oh, entiendo —murmuró Shizune, jugando con el collar del cachorro nerviosamente. —Supongo que deberíamos ver si el cachorro se siente cómodo con esta correa.
Tsunade se acercó más a Shizune, su presencia dominante y segura enviando un escalofrío de anticipación por la espalda de Shizune. Con un gesto suave pero decidido, Tsunade tomó la correa y la deslizó lentamente alrededor del cuello de Shizune, ajustándola cuidadosamente.
—¿Estás cómoda? —preguntó Tsunade en un susurro, con su aliento cálido acariciando la piel sensible de Shizune.
Shizune asintió, incapaz de articular palabras. Tsunade sonrió, satisfecha por la reacción de Shizune.
—Perfecto —dijo Tsunade con una voz ronca, acercándose aún más a Shizune, sus ojos brillando con deseo, dejando que sus cuerpos se rozaran levemente. "Tal vez podríamos probarla más tarde", susurró Tsunade con una voz ronca y sensual que enviaba escalofríos por la espalda de Shizune.
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Yo sí quiero que alguien me compré una correa.