inseguridades

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Shizune se levantó temprano esa mañana, emocionada por comenzar su día de trabajo en la oficina de la Hokage. Con cuidado, se puso un kimono corto que le habían regalado, pensando que sería una buena ocasión para estrenarlo. Sin embargo, al llegar a la oficina, Tsunade frunció el ceño al verla.

"Shizune, ¿qué llevas puesto?" preguntó Tsunade con tono severo.

Shizune, sorprendida por la reacción de Tsunade, intentó explicarse, pero antes de que pudiera decir algo, la Hokage continuó.

"Esto no es apropiado para el trabajo. Ve y cámbiate inmediatamente", ordenó Tsunade, con voz firme pero sin darse cuenta del impacto que sus palabras estaban teniendo en Shizune.

Herida y confundida, Shizune se retiró rápidamente de la oficina. Mientras caminaba hacia su habitación, las palabras de Tsunade resonaban en su mente. "¿Por qué no le gustó mi kimono? ¿Acaso no me ve bien?", se preguntaba, sintiéndose repentinamente insegura y poco atractiva.

En su habitación, mirándose en el espejo, Shizune comenzó a desvestirse lentamente. Se sentía vulnerable y herida emocionalmente. "Quizás Tsunade tiene razón. No debería haber usado esto. No soy tan bonita como pensaba...", murmuró para sí misma con tristeza.

Mientras tanto, Tsunade permanecía en su oficina, sin darse cuenta de la confusión que había causado en Shizune. Aunque era consciente de los sentimientos profundos que Shizune tenía hacia ella, Tsunade había mantenido siempre una distancia emocional, temerosa de complicar su relación profesional.

Para Shizune, trabajar junto a Tsunade no era solo una cuestión de deber; era una oportunidad para estar cerca de la mujer que había capturado su corazón desde hacía mucho tiempo. Admiraba la fuerza, la inteligencia y la compasión de Tsunade, pero nunca se había atrevido a confesarle sus sentimientos.

Después de cambiarse de ropa por algo más conservador, Shizune regresó tímidamente a la oficina. Tsunade, ocupada con papeleo, apenas levantó la vista cuando Shizune entró.

El resto del día transcurrió en silencio tenso entre ellas. Shizune se esforzó por concentrarse en su trabajo, pero su corazón seguía doliendo por la reacción de Tsunade. A medida que el día llegaba a su fin, Shizune se despidió de Tsunade con un gesto forzado de sonrisa.

Al llegar a casa esa noche, Shizune se sentó en silencio en su habitación. Miró el kimono corto que aún yacía en la cama y suspiró. "Quizás nunca podré ser lo que Tsunade quiere que sea", pensó con tristeza, mientras las lágrimas comenzaban a empañar sus ojos.

En la oficina, Tsunade se quedó sola después de que todos se fueran. Miró hacia la puerta por donde Shizune había salido horas antes. Una sensación incómoda se apoderó de ella mientras recordaba la expresión de dolor en el rostro de Shizune.

"No debería haberle dicho esas cosas", murmuró para sí misma, sintiéndose culpable por la forma en que había tratado a Shizune. Por primera vez, Tsunade se dio cuenta de lo mucho que significaba para ella la joven asistente. Se prometió a sí misma que al día siguiente hablaría con Shizune y aclararía las cosas.

Mientras tanto, en su habitación, Shizune se secó las lágrimas y se acostó en la cama. A pesar del dolor en su corazón, seguía amando a Tsunade con la misma intensidad de siempre, aunque el camino hacia el corazón de la Hokage parecía cada vez más difícil.

Tsunashizu One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora