Tsunade y Shizune siempre han tenido una relación muy cercana. En silencio, Shizune admira a Tsunade por su determinación y su inteligencia. Un día, decide escribir un pequeño poema que refleja sus sentimientos. Con un nerviosismo creciente, coloca la carta cuidadosamente en el escritorio de Tsunade.Tsunade, con su mente agobiada por las responsabilidades y las preocupaciones, no se da cuenta de la significativa carta que está justo frente a ella. Sigue trabajando sin darse cuenta de las intenciones de su asistente. Shizune observa desde la distancia, observando la indiferencia de Tsunade hacia su declaración de afecto. Su corazón se acelera, lleno de esperanzas y dudas a la vez. Intenta reunir el valor para hablar con Tsunade sobre la carta, pero cada vez que abre la boca, las palabras se atoran en su garganta.
Mientras tanto, Tsunade continúa sumergida en su trabajo, sin sospechar la intensidad de los sentimientos de su asistente. La carta permanece cuidadosamente puesta en su escritorio, completamente ignorada.Los días pasan, y la carta sigue sin ser leída. Shizune comienza a cuestionar si sus sentimientos han sido realmente vistos por Tsunade. Intenta acercarse a ella, buscando pequeñas oportunidades para hablar de la carta, pero Tsunade siempre parece estar ocupada o distraída.
La frustración y la inseguridad empiezan a pesar sobre Shizune. Su admiración se transforma en incertidumbre, y se pregunta si sus sentimientos serán correspondidos o si simplemente han sido ignorados.Una fría mañana, Shizune camina hacia el escritorio de Tsunade con una caja pequeña en sus manos. Con su corazón latiendo en su pecho, coloca el regalo frente a ella. Tsunade levanta la mirada, ligeramente confundida.
- ¿Qué es esto? - pregunta, con una ceja levantada.
Shizune tiembla ligeramente, pero intenta mantener la calma.
- Un pequeño regalo para ti. Un chocolate.
Tsunade abre el regalo y descubre un delicado chocolate de aspecto delicioso. Sus ojos se iluminan ligeramente, pero ella mantiene su expresión estoica.
- Gracias - dice brevemente, y coloca el chocolate a un lado. Shizune siente un pequeño pinchazo de decepción, pero lo ignora y sonríe ligeramente.
Después de varias horas, Tsunade finalmente termina con su papeleo acumulado, sintiéndose cansada pero aliviada. Mirando alrededor de su escritorio, sus ojos se posan accidentalmente en la pequeña carta que fue puesta allí hace días. Curiosa, la toma en sus manos y empieza a leerla.
Conforme lee la carta, las palabras de afecto y admiración llenan su mente. Nunca se había dado cuenta de los sentimientos de Shizune por ella, pero ahora las letras frente a ella lo hacen imposible de ignorar. Tsunade siente una mezcla de emociones: sorpresa, confusión y un toque de vergüenza.
Tsunade apoya la carta en su escritorio y se queda allí, pensativa. No sabía cómo responder a las declaraciones de afecto de Shizune, pero tampoco quería hacerle sentir mal. Después de unos momentos de silencio, Tsunade suspira y se levanta de su escritorio para encontrar a Shizune. Tsunade sale de su oficina y va hacia la habitación donde Shizune suele trabajar. La encuentra sentada en su escritorio, trabajando en algunos documentos y con una expresión ligeramente preocupada. Tsunade se apoya en el marco de la puerta y mira a Shizune en silencio.
Shizune siente una presencia y levanta la vista. Al ver a Tsunade en la puerta, se sobresalta ligeramente y se incorpora en su asiento.
- Tsunade-sama - dice, intentando mantener la calma.
Tsunade cruza los brazos y se apoya contra el marco de la puerta. Su expresión es seria pero no enojada.
- Necesito hablar contigo - dice, sin perder tiempo.La tensión en la habitación aumenta. Shizune siente que su corazón late más rápido.
- Claro, Tsunade-sama - susurra, nerviosa por lo que pudiera venir.