CAPITULO 10

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⚠️Advertencia⚠️ Escenas de violencia explicita.

Freen:

Detengo el vehículo a varios metros del lugar y bajo del auto, seguido por los hombres que cargan sus armas, mientras me cuelgo el bolso con lo que traje al hombro. Ivan se queda en el coche mientras Heng, Logan y yo, nos adentramos al área de las máquinas donde nos deslizamos, detrás de una montaña de arena, en un punto alto donde nos da una amplia visión del entorno.

Observo el reloj en mi muñeca y vuelvo la vista al lugar.

—¿No se supone que de noche las obras no están permitidas?—Pregunta Heng a mi izquierda, al notar las luces que iluminan la parte que da a la entrada principal y los tráilers.

–¡Hey! ¡Por allá! —Señala Logan a mi derecha y sigo el recorrido de su dedo, que apunta a un camión igual al que mande interceptar hace tres semanas.

La puerta trasera se abre y alrededor de cinco mujeres son empujadas fuera. Se ven demasiado delgadas y desde aquí, se puede ver que están casi desnudas, pese a la gélida helada que azota la noche. Las mujeres son empujadas por un sujeto que las obliga a bajar del camión y presiono el arma en mi mano, conteniendo las ganas de dispararle al bastardo.

Algunos sujetos salen del interior de uno de los trailers. E incluso desde aqui se puede ver que están borrachos y que son demasiado mayores, para las niñas que tienen enfrente, pero eso no parece importarles cuando cada uno toma una chica y se vuelven dentro arrastrándolas con ellos. El idiota del camión enciende un cigarrillo y se queda contando el dinero recostado a la puerta del conductor.

—¡Este es mío! —Dice Logan y asiento dándole la autorización.

—¡Se silencioso! —Advierto y sonríe levantando la daga que lleva en su mano.

—¡Siempre! —Responde y tanto Heng como yo, lo observamos cuando se marcha.

Logan es uno de los mejores asesinos de mi círculo, fue peleador callejero por años y esta entrenado en el arte de los cuchillos, y las armas. Es una jodida máquina de matar, no tan letal como yo, pero es eficaz.

Observo como se desliza con sigilo detrás del camión, entre las sombras y con la espalda pegada al metal de la caja trasera. El sujeto que lleva el cigarrillo a los labios y luego suelta el humo de su boca no lo ve llegar, ni siquiera cuando logan lo toma por detrás y desgarra su garganta arrastrándolo con él. Observa a sí alrededor y lanza el cuerpo a la pila de arena con la que lo cubre, antes de hacer un gesto con los dedos señalando donde están las cámaras de seguridad.

—Iván... ¿todo listo? —Pregunto por el intercomunicador de mi oído.

—Dame un minuto. —Responde y lo escucho teclear algo en la computadora.

—¡Listo, entre! ¡Sistema de seguridad desbloqueado! —Avisa.—Recuérdenme ¿porque soy yo el que debe quedarse en el auto?—Protesta y es Heng quien responde.

—¡Porque esto es trabajo para las personas Fuertes Iván, tu dedícate a seguir jugando con tu laptop y asegúrate de que nadie nos encuentre todavía!

—¡Se llama hackeo, Bastardo ignorante! —Se queja mi primo.

—¡Silencio! —Ordeno.

Le hago un gesto con la mano a Logan, dándole luz verde y se pierde dentro de uno de uno de los tráilers.

—Tu por la izquierda yo la derecha. —señalo y Heng asiente tomando el C4 que le extiendo.

—¿Dónde lo quieres? —Pregunta observando lo que le extiendo y una sonrisa tira mis labios hacia arriba.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora