CAPITULO 13

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Becky:

Siento la suavidad y calidez de una mano que acaricia mi rostro y mi cabello. Sonrió y aún somnolienta me acerco más, disfrutando de las caricias que reconozco a la perfección ya que ella repite esta rutina todas las noches desde que llegué aquí, Incluso cuando cree que no la noto. Todas las noches se escabulle a mi habitación, algunas veces solo me observa, como si necesitara asegurarse de que aún estoy aquí. Y otras, como hoy, va un paso más allá y acaricia mi cabello o mi rostro. Ha pasado una semana desde nuestro beso, desde que sentí que el corazón volvía a latir en medio de mi pecho. Y aunque no ha vuelto a besarme, cuando cierro mis ojos casi puedo sentir el rose de sus labios sobre los míos.

Lentamente abro los ojos y mi mirada se encuentra con la de la chica que me sonríe sin dejar de acariciar mi rostro. Sus ojos exóticos y bellos me ven de una manera que me hace sentir tan querida que me es difícil de expresar con palabras, la observo y por momentos tengo que forzarme a apartar la mirada de ella cuando sus labios se inclinan hacia arriba en una sonrisa, que deja un hoyuelo en cada una de sus mejillas. Freen es el tipo de Mujer que carga con esa belleza particular que te podría hacer pensar que es la persona más engreída del planeta, dado lo atractiva que es. ¡Pero no es asi, en realidad es la persona más dulce y atenta que he conocido en mi vida! amable, servicial y protectora. Las mujeres probablemente le sobran y es por esa razón que no logro entender, porque pierde el tiempo con alguien como yo. Rota, sucia y vacía.

—Hola, Sole mio... lamento despertarte. —Habla y solo al escucharla un suspiro de me escapa aún con la cabeza recostada sobre la almohada.

—¿Esta todo bien? —Pregunto cuando veo un brillo extraño en sus ojos, pero ella asiente.

—Si, nada de lo que debas preocuparte, solo vine a decirte que tengo que salir por un rato, quizás tarde un poco, pero dejaré a Ares contigo. Nam tenía turno en el hospital y no sabe a que hora regresa, así que tendrás que quedarte sola por un rato. Pero di órdenes específicas de que nadie se acerque a este lado de la casa y el jardín. Eres libre de recorrer la casa tranquila.—Habla y pese a mis nervios asiento y fuerzo mi mejor y más amplia sonrisa, porque no quiero darle más trabajo ni preocupaciones, ha hecho demasiado por mí y no puedo exigirle ni pedirle que deje de lado sus asuntos para pasársela pegada a mí, por mucho que eso me gustaría.

—Estaré bien, no debes preocuparte. —Respondo con una sonrisa y duda un poco, mientras acaricia mi cabeza, pero al fin asiente y se inclina hacia mí, cierro los ojos esperando ansiosa que sus labios choquen con los míos, pero no lo hacen.

En su lugar deja un casto beso sobre mi frente que de todas maneras me roba una sonrisa por el gesto tan inocente.

—¡Volveré pronto! —Dice señalando el reloj que marca las cuatro de la mañana, antes de ponerse de pie y voltear, pero se detiene cuando me pongo de pie y sujeto su chaqueta como tantas otras veces, solo que esta vez cuando gira rodeo sus hombros con mis brazos en un abrazo se oso, que ella corresponde hasta que suspiro y como siempre me obligo a soltarla. Levanto la mirada tras dar un paso atrás y con nerviosismo, escondo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y ella acaricia mi mejilla antes de regalarme una bella y cálida sonrisa.

—No tienes que preocuparte por mí. —Habla presintiendo el porqué de mi reacción.

—Porfavor solo... ten cuidado. —Pido.

Ella da un paso al frente antes de envolverme otra vez en sus brazos, su corazón palpita con rapidez dentro de su pecho y el sonido acelerado es una melodía en mis oídos que me relaja y tranquiliza.

—¿Bec...?

—¿Aja...? —Respondo disfrutando de la sensación de estar entre sus brazos.

Siento como su corazón palpita con más fuerza y suelta una exhalación antes de volver a hablar.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora