CAPITULO 29

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Becky:

Suspiro cuando el coche se detiene frente a los altos portones de madera y Freen toma mi mano que descansaba sobre mi muslo, la lleva a sus labios y deja un beso sobre el dorso, antes de guiñarme un ojo. Sonrió y aparto la mirada cuando los portones se abren. Bajo del coche y enseguida abro la puerta trasera para que Ares pueda defender, cuando el sonido de un chillido femenino me hace voltear y clavar los ojos en la chica que aparece desde la puerta principal corriendo en dirección a Freen, lanzándose a sus brazos, rodeándola por los hombros.

—Grandulona! ¡Al fin! —habla animada la chica de la cual no aparto los ojos, al ver como se aferra a la mujer que logra sujetarla de la cintura antes de que se cayera cuando salto sobre ella. Tiene el cabello negro hasta la espalda baja, sus ojos son de un gris metálico, y la figura que luce en digna de envidiar.

—¡Aurora, despacio! ¡No corras! ¡Carajo! ¡Señora Amelia!! —Grita el hombre que sale del mismo sitio que la chica, clavando sus ojos azules en ella.

—¿Es enserio Alex? ¿Acabas de acusarme con mi mamá? —Se voltea ella con las cejas levantadas y vuelvo a mirar a Freen que se aparta un poco de la chica.

—Creí que llegaban en un par de semanas hermana. —Habla ella y vuelvo a mirar a la chica que ensancha su sonrisa volviéndose hacia Freen.

—Si... bueno, ya sabes... es mejor despistar un poco.—Responde guiñando uno de sus ojos, antes de girarse hacia mí y recorrerme con la mirada.

Se acerca hacia mi y paso saliva, sintiéndome repentinamente nerviosa bajo su escrutinio. Es una mujer muy hermosa, tanto que no tengo palabras para describirla, pero pese a eso tiene algo en su mirada que la hace intimidante. Sus ojos me recorren con curiosidad y vuelve a mirar a su hermana, antes de volver a verme a mí y estirar sus labios en una sonrisa.

—Asi que eres tú... al fin. —habla y alzó las cejas cuando sus brazos me atrapan en un abrazo que me toma por completo por sorpresa.

—Bienvenida a la familia cuñadita. —Dice apartándose de mí, mientras me sostiene de los hombros y sin poder evitarlo siento mis mejillas calentarse por el rubor que probablemente adorna mi cara en este momento, al escuchar la palabra cuñadita.

—¡Ay! Pero si es adorable, mira cómo se sonroja. —Me señala tocando mi mejilla con su dedo, mientras rie y sonrió apartando la mirada nerviosa.

—¡Ya Déjala en paz Aurora! —La regaña Freen y ella niega sin dejar de sonreírme.

—¡Claro que no! ¡He esperado mucho por conocer a la mujer, por la cual mi hermanita destruyo medio nueva York!

Sus palabras me hacen fruncir el ceño y mirar hacia la chica que rueda los ojos y palmea el hombro del otro hombre que acaba de acercarse y tras saludar a Freen extiende su mano en mi dirección.

—Alexander Rossi, soy el esposo de Aurora, bienvenida. —Dice con la mano aún extendida y mis ojos se clavan en su mano por un momento, dudo y sin querer doy un paso atrás.

No quiero ser descortés, el hombre parece amable, pero es extremadamente difícil para mí el contacto físico. Trato de sonreír ý asiento a modo de saludo.

—Becky. —Respondo y el baja la mano al percatarse de que no voy a tomarla.

—Becky...—Susurra la chica que no deja de verme como si no fuese real, antes de volver a sonreírme.

—Sera mejor que entremos, no quería dar la noticia sin ti aquí, aunque mamá ya lo sabe, pero papá... necesitara apoyo para procesarlo. —Se ríe tomando la mano del hombre de ojos azules que la mira con adoración antes de entrelazar sus dedos con los de ella.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora