CAPITULO 45

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⚠️⚠️ADVERTENCIA, CONTENIDO AGRESIVO Y FUERTE ⚠️⚠️

Freen:

La aguja se detiene a milímetros del cuello de Ricardo Moreno, cuando escupe las palabras que me hacen enderezar la espalda.

—¡Mientes!

—¡No miento! Becky tiene un hermano. Bueno... un medio hermano. —Dice con la voz entrecortada. Mientras lo observo por un momento, con la mandíbula apretada, analizando en mi mente, como esto puede repercutir en la vida de Becky. ¿Ella querrá saber que tiene un hermano? ¿Lo necesita, más que a este bastardo bajo tierra? Si lo que dice este infeliz, es verdad... Becky podría tener un último familiar de sangre. ¿Seré capaz de privarla de eso? ¿Soy tan egoísta?

Mi mente trabaja a mil por hora, analizando y cuestionando infinidad de cosas. La realidad es que, si lo que su padre dice es verdad, ¿con que intenciones su hermano la busca? ¿Para ayudarla? ¿Para dáñala? Sea como sea... tengo que saber dónde encontrarlo.

—¿Por qué debería creerte? ¡Eres un puto cadáver andante, dirías cualquier cosa con tal de que no te corte la polla! —Gruño contra su cara y traga grueso desviando la mirada a la aguja en mi mano.

—No miento lo juro... revisa mi bolsillo.

Deslizo mi mano en el bolsillo de sus pantalones y junto el ceño cuando saco su billetera y mis ojos se clavan en la fotografía que saco para ver mejor.

Una joven mujer de cabello rubio y ojos café, abraza por los hombros a una pequeña niña de no más de seis años, que sostiene un oso de peluche blanco, mientras que mira a la cámara, con una sonrisa brillante, que ocupa gran parte de su rostro. A su lado con el brazo por encima de los hombros de la joven mujer de ojos café, esta Ricardo Moreno, en una versión más joven del sujeto que tengo enfrente. Cualquiera que vea esta fotografía diría que los tres eran una familia común y corriente, una familia feliz y normal.

Aprieto los dedos sobre la fotografía y llevo mi mano al crucifijo colgando de mi cuello, cuando lo veo reflejado en el cuello de la mujer en la fotografía. No sé porque carajos este infeliz guarda una fotografía de Becky de quien dado el parecido, asumo que de su madre. Pero sea por el motivo que sea, no merece tenerla. Así que, corto la parte donde está el infeliz y con cuidado la doblo en dos, guardola en el bolsillo trasero de mis pantalones.

—Hay otra. —Dice sin inmutarse de lo que le acabo de quitar y sigo sacando basura, hasta que encuentro lo que buscaba.

La imagen de un chico de unos vintitantos años aparece frente a mis ojos, tiene los ojos verdes y no se puede negar el parecido con Becky. Su cabello rubio cae despeinado a un lado de su frente y sus ojos son del mismo verde esmeralda que los de ella. El hombre está usando unos pantalones cortos, y no lleva playera, solo unos guantes de cuero a medio dedo, mientras permanece con los puños alzados, frente a otro sujeto en una jaula de pelea.

—Escucha, negociemos.... —La voz de Moreno me saca de mis pensamientos.—Puedo conseguirte otra chica... Becky, esta dañada. Eres una Mujer poderosa, puedes tener a la mujer que quieras, deja que mi jefe se la quede. El sabrá disciplinarla y a cambio te daremos a la chica que desees. ¡La que te guste será tuya!

Mis ojos se clavan en los del bastardo que sonríe, como si de verdad creyera que aceptaré una mierda como la que acaba de proponer.

—¿Qué te hace pensar que le entregaré a Becky a ese infeliz? —Siseo con dientes apretados.

—Vamos Chankimha... piénsalo... te quitaras un problema... acepta. Ella ya le pertenece a Charly, el no descansara hasta encontrarla. Becky ha sido suya desde hace años cuando pagó por tenerla.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora