CAPITULO 32

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Freen:

—Cariño... ¡hey cielo...!

Levanto la cabeza cuando la voz de mi madre me saca de mis pensamientos y parpadeo girando el rostro en su dirección.

—Disculpa madre, ¿Qué pasa?

—¿Todo en orden? Te vez preocupada. —Pregunta y desvió la mirada recorriendo a las personas en la mesa.

Mi padre permanece sentado al pie de la mesa, con los codos apoyados a cada lado, mientras observa unos papeles con prototipos de armas para un encargo. Mi hermana bebe de su jugo raro junto con Alex que no deja de meter comida en el plato frente a ella, ganando que lo reprenda. Llevo la mirada hacia Becky que sonríe al ver como mi hermana golpea la mano de Alex, cuando intenta darle de comer en la boca.

—Lo siento estoy algo distraída. —Respondo volviendo la atención a mi madre y veo por el rabillo del ojo como Becky levanta su cabeza para mirarme.

—¿Freen, te encargaste de lo que te pedí? Estamos teniendo algunos inconvenientes con la nueva ruta, la guardia costera ha estado merodeando y es probable que tengamos que ir en persona para negociar con ellos o ya sabes...

Asiento en su dirección con la mirada que me da mi padre, la que me dice que, si no toman el dinero del soborno, tendremos que tomar medidas más drásticas, pero sea como sea la mercancía debe llegar ilesa a su destino.

Los irlandeses han trabajado con nosotros por años y aunque no me hace gracia ver al inepto de Brendan Sullivan otra vez, es el único hijo de Liam Sullivan y al igual que yo, el ejecutor y el encargado de los negocios de la mafia irlandesa.

—¿Oye Freen... Hey... ¿porque no le dices a Alex, lo que me dijiste anoche?

Entrecierro los ojos observando a Aurora que me mira de forma extraña. No recuerdo ni siquiera haberla visto anoche, luego de que me dijera lo que paso con Becky.

—No tengo idea de que hablas. —Respondo y ella sonríe nerviosa, antes de mirar a su esposo que frunce el ceño, mientras enarca una ceja observándonos con curiosidad.

El golpe de su bota contra mi pierna me saca una maldición y vuelvo a mirarla cuando entré dientes Murmura algo sin quitarme lo ojos de encima.

—Ya sabes... "eso" de que necesitabas a Alex para que te acompañe esta noche. —Gruñe entre dientes.

Mis cejas se juntan casi tan rápido como ella vuelve a patearme debajo de la mesa y miró a su esposo, que claramente no entiende que todo esto, se trata de un intento de mi hermana por quitárselo de encima. Ya que, desde que se enteró que está embarazada se ha vuelto un demente controlador, prácticamente solo hace falta que la alimente en la boca. Y para alguien tan independiente como Aurora, tanta atención es una tortura. Pero quien puede culparlo por intentar proteger y cuidar de su mujer, y su futuro hijo. Puede que sea exagerado, sí. ¿Pero luego de la pérdida de un bebé, quien no estaría igual? Porque Aurora no fue la única que perdió a su hijo, él también lo hizo.

—Ah... eso. —Carraspeo volviendo a enfocarme y ella asiente lento, en tanto una sonrisa comienza a dibujarse en sus labios.

—Si... no lo se, no quiero interferir en sus vacaciones, seguro que Alex quiere pasar más tiempo de calidad con la familia, consintiendo a su esposa.—La molesto y desvía los ojos a mis padres, que fingen sordera, en tanto Aurora me fulmina, con la mirada asesina que me lanza.

Suspiro antes de voltear el rostro hacia Becky que me mira con una mirada cómplice suplicando que auxilie a mi hermana, lo cual pensaba hacer, pero me gusta joderla un poco, cosa que no se va a poder con la mirada de cachorro que me da Becky quien se compadece de mí hermana.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora